Reformas contra el paro
Créditos a proyectos rentables para crear trabajo
Europa está asustada. El 23% de sus jóvenes entre 16 y 25 años está desempleado. Casi uno de cada cuatro, 5,7 millones. En España es el 50% y en Grecia, el 57%. Eso sin contar los subempleados, que están en puestos inferiores a los de su formación. Millones que no van a tener experiencia laboral adecuada al inicio de su vida profesional y, por tanto, tampoco oportunidades en el futuro. Una generación perdida. Por eso, los dirigentes europeos han decidido lanzar un programa contra el paro juvenil.
Como políticos han empezado antes por el eslogan que por el planteamiento racional, y han lanzado una frase: «New Deal» contra el paro juvenil. Un remake del plan de Roosvelet después del crac de 1929. Pero un eslogan no es un programa, es sólo un eslogan; hay que analizar en qué consiste su contenido.
¡Albricias! Por fin los eurócratas han descubierto que para crear trabajo debe haber crédito. El año pasado decidieron invertir los 60.000 millones de euros, entre otros medios, a través del BEI (Banco Europeo de Inversiones). De ellos, 6.000 millones se vincularán a créditos que impliquen la contratación de jóvenes entre 16 y 25 años ¿Será útil?
La lógica de un crédito es que hay que darlo a proyectos empresariales rentables, cuanto más rentables mejor. Porque, tanto los 6.000 como los 60.000 millones, son un recurso escaso. Recurso de los ciudadanos europeos. Por tanto, hay que invertirlos con el máximo de eficiencia. Vincular un crédito a la contratación de jóvenes puede reducir su eficiencia económica. Lo que hay que hacer es dar créditos a los proyectos empresariales más rentables. Eso creará trabajo y, tarde o temprano, también se colocarán los jóvenes.
Además, la vinculación del crédito a la condición de contratar jóvenes puede excluir a otros colectivos de difícil colocación. Por ejemplo, los mayores de 55 años o los parados de larga duración. Así que, en el futuro, habrá que hacer New Deals para cada colectivo. Al final llegaría el momento en el que los difíciles de colocar serían los que van entre 25 y 55 y se subvencionaría su colocación. O sea, que acabaríamos por ayudar a todos. ¿Por qué no empezar por primar proyectos que contraten a alguien, sea del colectivo que sea? O, mejor aún, ¿por qué no dar créditos a los más rentables? La creación de trabajo se dará por añadidura. El New Deal europeo es más un eslogan político que un programa económico.
Sin embargo, después de ver la lentitud de las decisiones europeas, mejor que se muevan, sea como sea. La decisión de inyectar 60.000 millones de euros se hizo hace un año y aún no se ha visto ni un euro. Por eso, a pesar de que el programa es discutible y obligará a tomar medidas complementarias posteriores, mejor esto que nada. En el fondo el grito de la población europea a sus eurócratas es: ¡hagan algo, señores! Quizás suene la flauta por casualidad.
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