Política

Bruselas

«La soberanía de Gibraltar no ha cambiado y no cambiará»

May presume en Bruselas de no haber cedido nada en la última negociación

La Razón
La RazónLa Razón

La UE nunca quiso tocar el artículo 184 y recibió con alivio el visto bueno de Sánchez. «España se ha dormido», critican.

La UE (incluido Londres) respiró ayer aliviada tras la luz verde de España. Pero esto no implica que Theresa May esté dispuesta a que el Gobierno de Pedro Sánchez se cuelgue unas medallas inmerecidas. La «premier» británica se desplazó ayer a la capital comunitaria para reunirse con el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Tras ver al político luxemburgués, May no desaprovechó la ocasión para hablar ante la prensa británica y reafirmarse en que su Gobierno no ha cedido ni un ápice sobre el estatus del Peñón.

«La posición sobre la soberanía de Gibraltar no ha cambiado y no cambiará», aseguró la dirigente británica, ya que Londres «siempre negociará en nombre de toda la familia de Reino Unido, incluido Gibraltar». La primera ministra también quiso dejar claro que «en la relación que haya en el futuro defenderemos sus intereses. Estoy orgullosa de que Gibraltar sea británico y siempre estaré con Gibraltar». Quizá uno de los mejores momentos de estas declaraciones transcurrió cuando May no pudo evitar torcer el gesto cuando el periodista británico de Sky News que le estaba haciendo preguntas se refirió al «éxito diplomático» de España.

Downing Street ha pulido su texto hasta el extremo y ha conseguido que su comprensión resulte sólo apta para iniciados. «El Gobierno de su Majestad nota que la única finalidad del artículo 184 del Acuerdo de Salida es imponer los mejores esfuerzos para que la Unión y Reino Unido negocien acuerdos que rijan su futura relación». En una farragosa redacción se recuerda que «eso no impone ninguna obligación del alcance territorial de estos acuerdos». Más adelante, el texto remite al artículo 3 del acuerdo de divorcio en el que se menciona al Peñón. De esta manera, se consigue que la palabra Gibraltar no permanezca citada directamente. Una muestra de hasta qué punto llega la sensibilidad política sobre el tema y el temor de que una fórmula legal más clara soliviante a los «brexiters» duros y esto impida la necesaria ratificación parlamentaria en el Parlamento británico.

Ayer, todos los mensajes de los políticos europeos intentaban cerrar heridas tras unas semana de desconcierto e incomprensión. Paños calientes para España, porque lo cierto es que ni Bruselas ni Londres quisieron tocar una coma del artículo 184. «Acabo de hablar con Sánchez Castejón. Solidaridad, determinación y diálogo son los medios para encontrar soluciones en la Unión Europea», aseguró vía twitter el presidente de la Comisión Europea. «No hay razones para estar felices. Pero al menos en este momento crítico, los Veintisiete han pasado el test de la unidad y la solidaridad», aseguró también Donald Tusk en la misma red social. Además, en una carta conjunta de los dos mandatarios enviada al Gobierno con la declaración de los Veintisiete sobre Gibraltar se reconoce que «desde 1986 España ha estado en el núcleo del proyecto europeo y mostrado una gran solidaridad con la causa europea» y «entienden lo delicado de la situación actual». Todo indica que el incendio se ha apagado y que el Gobierno de Pedro Sánchez vuelve a presumir de espíritu europeísta.

Además, en el borrador del texto de conclusiones que se aprobará hoy en la cumbre se menciona que el Consejo Europeo y la Comisión Europea «toman nota de la declaración del Reino Unido de que Reino Unido comparte esta interpretación». Una manera de reforzar el compromiso en un texto (éste sí) vinculante.

Es difícil prever qué hubiese pasado si ayer Sánchez hubiese forzado la cancelación de la cumbre, pero algunas capitales europeas, en declaraciones en privado, ya habían comenzado a mostrar su cansancio con el veto español y a trasladar estos mensajes a la prensa de otros países. «El Gobierno socialista se ha dormido», fue una expresión utilizada por una capital europea para referirse a la actuación de España sobre Gibraltar en los últimos meses y la capacidad negociadora del Ejecutivo de Pedro Sánchez. Pero la sangre no ha llegado al río y la pregunta se quedará sin respuesta.