Génova

Rajoy medita cambios en Génova para tomar aire en las elecciones

También prepara «importantes» movimientos en las candidaturas a las municipales y autonómicas

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante su intervención en la clausura de las Jornadas sobre Estabilidad y Buen Gobierno en las Comunidades Autónomas
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante su intervención en la clausura de las Jornadas sobre Estabilidad y Buen Gobierno en las Comunidades Autónomaslarazon

La posibilidad de hacer frente a la difícil coyuntura política que se vive en estos momentos con cambios en el equipo ha empezado a entrar en juego en la «cocina» de Moncloa. El presidente del Gobierno baraja mover fichas en el partido para reforzarlo e impulsar su acción de cara a las próximas elecciones autonómicas y municipales. Unos comicios que se presentan bastante complicados para los dos grandes partidos, afectados por el desgaste de la desafección de la ciudadanía hacia la política, por el abstencionismo y por la irrupción de Podemos. Las elecciones autonómicas y municipales pueden ser un punto de inflexión en la carrera hacia las generales que se celebrarán sólo unos meses después, y esto explica la importancia que les conceden en los «cuarteles generales» del PP y del PSOE, más allá del reparto del poder territorial que en ellas se decide.

En el caso del partido del Gobierno, en las últimas semanas han ido creciendo las voces que demandan una reacción por parte de Rajoy y de la dirección popular al desgaste que confirman los sondeos y al malestar creciente de la ciudadanía por la acumulación de escándalos de corrupción copando la actualidad mediática. En el PP no hay revuelta contra Rajoy ni movimientos soterrados para empujar el debate sucesorio en relación a la presidencia del PP y la posible futura nueva candidatura de Rajoy a las elecciones.

Ahora mismo no hay nadie en condiciones de levantar esa bandera, aunque la situación alimente las especulaciones, más externas que internas, al respecto. Pero hacia dentro sí hay un intenso debate sobre la necesidad de acompañar con cambios en el equipo el golpe de efecto de las modificaciones legislativas en materia de regeneración democrática, que se llevarán en las próximas semanas al Parlamento. Ahora mismo sólo Rajoy puede reaccionar, y hay una opinión bastante unánime en las filas de su partido de que cualquier cosa que haga, por pequeña que sea, serviría para rebajar la presión y tomar oxígeno en una etapa ya claramente preelectoral.

«Quemados»

Las miradas apuntan más hacia la dirección del partido que hacia el Gobierno, sin perjuicio de que en el Consejo de Ministros sigan sentados varios titulares de cartera que en el propio PP se considera que están «quemados». Pero como por delante lo que hay es un intenso año electoral, que exige que la organización política esté a pleno rendimiento y movilizada hasta el último rincón, con eficacia y unidad de acción, las demandas de cambios se sitúan más sobre la sede de Génova.

Desde el entorno del presidente no se descarta ya que pueda haber algún cambio en el Comité de Dirección, incluso se señala que esa opción se baraja con el objetivo de reforzar ese equipo y corregir las deficiencias que han quedado en evidencia. Un examen fueron las elecciones europeas, pero el día a día también deja ver agujeros, según el análisis que hacen en el partido. Aunque haya coincidentes críticas sobre la Secretaría General, ese cambio no entra en los futuribles que se manejan. Pero sí, por ejemplo, el de la conveniencia de reforzar ese cargo o de reforzar el propio Comité de Dirección.

Rajoy ya ha demostrado que es muy poco partidario de mover banquillo. Sólo lo ha hecho cuando no tenía alternativa y, de hecho, en esta Legislatura no ha promovido ni siquiera ninguna remodelación del Gobierno de entidad. Sólo dos ajustes de pieza, en el Ministerio de Agricultura, por la candidatura de las elecciones europeas, y en el Ministerio de Justicia, por el choque directo con el ex ministro Alberto Ruiz-Gallardón. En algunos casos, como el de la ministra de Sanidad, Ana Mato, hay lazos del pasado que le dificultan además hacer el cortocircuito que le permitiría soltar carga.

Sí en relación a Génova se estudia y se barajan opciones, en lo que sí se puede adelantar que habrá «importantes» cambios es en las candidaturas para las elecciones autonómicas y municipales. El presidente ha tomado nota del desgaste de las siglas de su partido en «plazas» fundamentales para los intereses electorales del PP y sabe que llegados a este punto, porque él también ha gestionado campañas electorales, la mejor manera de tomar oxígeno es renovando la imagen del partido.

Dicen en su entorno que por encima de presiones o de relaciones personales están los intereses del partido, y que la obligación de Rajoy es buscar a los candidatos que más posibilidades tienen de sacar el mejor resultado electoral.

El futuro de Madrid

En Madrid, la baza de Esperanza Aguirre está en horas bajas, mientras que tanto en la dirección del partido como en Moncloa son mayoritarias las voces que apuestan por el cambio en la organización regional madrileña. El problema para Rajoy es cómo gestionar esa ruptura de la manera menos traumática. «A Rajoy no le gusta el conflicto y desde el PP de Madrid ya le han dado varios avisos de que si se atreve a tocar su autonomía tendrá guerra», advierten en Génova. Mientras que empiezan los movimientos, que reflejan el nerviosismo territorial en muchas «baronías», Rajoy aguarda, quieto y en silencio, como es su costumbre de gestionar los problemas.

Escucha y toma nota, pero desde su entorno anticipan que ya está valorando las piezas que tienen que caer y las que entran nuevas en el tablero.