De palabras ajenas
Sánchez juega con el calendario en su contra
Las elecciones de Aragón serán el 8 de febrero, en marzo vendrán las de Castilla y León, el juicio a su hermano será en mayo y Andalucía, en junio
El cuadro de Goya en el que aparece Saturno devorando a sus hijos tiene varias lecturas. La literal, por ejemplo, es la que dicta la mitología y apunta a que se los comió porque temía que uno de ellos le acabase derrocando (cosa que, por cierto, sucedió). Pero hay otra, en un plano metafórico, mucho más interesante: Saturno es la representación romana de Cronos, el amo del tiempo, y el tiempo alcanza a todos, incluso a sus hijos. Y a Pedro Sánchez, a pesar de su aquilatado don para la resistencia, también.
La gran pregunta es cuándo. Y aunque Sánchez es el único que tiene a mano el botón de la convocatoria electoral, el calendario ya empieza a dar pistas.
El Congreso celebró ayer su último Pleno del año y sus señorías ya no se volverán a reunir, salvo sorpresa, hasta la segunda semana de febrero. Esto es así porque alguien (un diputado, seguro) decidió que enero y la primera semana de cada mes han de ser inhábiles en la Cámara Baja. Hay que reconocer que ahora da un poco igual que haya actividad parlamentaria o no, porque se aprobarán las mismas leyes en los dos escenarios (cero).
En cualquier caso, a partir de hoy el Gobierno aprovechará estos cerca de dos meses sin los focos de la última hora política para jugar una batalla contra el tiempo. O, mejor dicho, contra los tiempos. El objetivo de Moncloa es ponerse a trabajar desde ya, cesiones mediante, en intentar atraer a Junts de nuevo y llevar los presupuestos al Congreso allá por febrero o marzo. Reunir de nuevo a la mayoría de investidura daría a Sánchez combustible suficiente para aguantar hasta 2027, su verdadero objetivo. Pero no va a ser fácil. Aquí, el oxígeno no se regala.
Primero, porque la carta a los Reyes Magos que Míriam Noguerasenumeró tras el último acercamiento de Sánchez demuestra que Junts está en posiciones de máximos y está pidiendo al PSOE que cumpla con una serie de cuestiones que, simplemente, no dependen del Gobierno de España. Seguramente se salven iniciativas menores a cambio de prebendas desmesuradas, pero los presupuestos no entran en categoría de algo pequeño y tanto Nogueras como Carles Puigdemont ya han verbalizado demasiadas veces que no habrá presupuestos.
Segundo, porque Sánchez juega directamente con el calendario en contra. La semana que viene se celebrarán unas elecciones en Extremadura que llevarán a Miguel Ángel Gallardo, el candidato del PSOE, a registrar muy probablemente el mayor varapalo de los socialistas en esa comunidad. Se va a producir una especie de "andalucización" de Extremadura: el PP rematará el monopolio histórico del PSOE en la comunidad y Vox aparecerá como agente determinante, igual que sucedió en Andalucía.
El PSOE va a arrancar enero con la indigestión de ser irrelevante en un territorio en el que a Guillermo Fernández Vara le llegaron a votar casi la mitad de los extremeños (47% en 2019), antes de que Sánchez empezara a ser el Sánchez que es ahora. Pero hay más.
Hoy, el presidente de Aragón, Jorge Azcón, se reunirá con el portavoz de Vox en el Parlamento autonómico para certificar que no hay capacidad de acuerdo. Lo más probable es que anuncie hoy mismo o la semana que viene un adelanto electoral, que se situará con total probabilidad el próximo 8 de febrero, la misma semana en la que se retomará la actividad parlamentaria en el Congreso con una mayoría en la oposición. Las aragonesas serán las primeras elecciones en las que se va a ver que la estrategia del ministro candidato no ofrece los resultados esperados. En esta comunidad es Pilar Alegría, la amiga con la que Paco Salazar comía hace unas semanas, la que encabeza la papeleta.
Después, el 15 de marzo, las de Castilla y León, territorio en el que el PSOE no gobierna en lo que va de siglo. Abril, en principio, no depara grandes sorpresas. Pero en mayo será el juicio a Gallardo y al hermano del presidente, David Sánchez, y en junio tocarán las elecciones de Andalucía, donde Juanma Moreno ganará a María Jesús Montero, salvo que se alineen los astros a favor del PSOE, algo que ya cada vez sucede con menos frecuencia.
Con este calendario tan endemoniado, Sánchez tiene difícil llegar hasta 2027, sin contar los distintos escándalos que puedan ir saliendo por el camino. No es cosa menor, ya que ahora va a pieza por semana. El presidente del Gobierno podría adelantar las elecciones a otoño de 2026, aprovechar la influencia que pueda tener en su electorado el ver cómo Vox condiciona los gobiernos autonómicos del PP (igual que el 23-J) e intentar que su previsible derrota no condicione las municipales y autonómicas de 2027. Pero eso sería poner al poder territorial por delante, algo que hasta ahora no ha hecho.