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El peligro de las dietas milagrosas

Proliferan sobre todo en verano y depende de cuáles, pueden ser altamente peligrosas para la salud

El peligro de las dietas milagrosas
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La fobia a engordar podría explicarse, en gran parte, por el desprecio de la obesidad, que no es exclusivo de las sociedades occidentales actuales. En la época medieval y en el contexto budista se consideraba que la obesidad era la consecuencia kármica de un fallo moral.

El miedo a engordar podría describirse como un síndrome ligado a la cultura ya que parece limitarse a ciertas civilizaciones con características psicosociales semejantes. La fobia a engordar podría explicarse, en gran parte, por el desprecio de la obesidad, que no es exclusivo de las sociedades occidentales actuales. En la época medieval y en el contexto budista se consideraba que la obesidad era la consecuencia kármica de un fallo moral, mientras que en Europa el desprecio de la gordura se debía a que en la religión cristiana se consideraba pecado grave de glotonería. Belén Castro, farmacéutica, máster en nutrición y fundadora de Olivolea, lo explica.

En la actualidad los factores que favorecen esa fobia a engordar prevalecen en las culturas occidentales y la obsesión de valerse de dietas de adelgazamiento como objetivo de alcanzar los nuevos cánones de belleza, ha provocado una proliferación de diversos remedios adelgazantes cuya utilización indiscriminada puede provocar a menudo serias complicaciones. La información procede de prensa, revistas especializadas y divulgativas, libros y reclamos publicitarios a los que tienen acceso cualquier persona y son muchas las que en la actualidad circulan por todos los medios de comunicación y muchas personas quienes las siguen.

Las dietas milagrosas son todas aquellas que buscan obtener unos resultados de pérdida de peso sin apenas esfuerzo y de manera rápida. El seguimiento de alguna de ellas puede acarrear serios problemas para la salud, entre otros:

-Riesgo de padecer problemas cardiovasculares y diabetes

-Restricción de energía necesaria

-Falta de nutrientes esenciales

Hoy en día tenemos a nuestro alcance una gran variedad de «dietas milagro», agrupadas en varios tipos:

1. Dietas hipocalóricas desequilibradas, son las de muy bajo contenido calórico (400-800Kcal) y que provocan un efecto rebote que se traduce en un aumento de masa grasa y pérdida de masa muscular, así como una disminución del gasto energético, como consecuencia de una adaptación metabólica.

2. Dietas disociativas, se basan en la teoría de que los alimentos no engordan por sí mismos sino al consumirse según determinadas combinaciones y según las proporciones, por lo que se puede comer de todo pero no durante la misma comida.

3. Dietas excluyentes, que directamente eliminan algún alimento o nutriente; otras, entre las que se encuentran las monodietas, las líquidas, 'las sin fundamento'...

Pero ¿cómo podemos distinguirlas? Observemos que en ellas siempre habrá estas premisas:

1. Prometen una pérdida de peso rápida y sin esfuerzo.

2. Excluyen alguno de los grupos principales de alimentos (pan, pasta, arroz, fruta...)

3. No tienen en cuenta las características individuales (morfología) de la persona.

4. No permiten un aprendizaje adecuado de cómo comer bien y equilibrado a largo plazo.

Cuando sometemos el organismo a una dieta muy baja en calorías, y hay una pérdida de peso muy rápida, el cuerpo reacciona como un organismo ahorrador gastando menos energía, lo que provoca un aumento de peso elevado en el momento en el que se vuelve a ingerir cantidades normales de comida.

Además, se produce una deficiencia de vitaminas como B1, B2 y B3 principalmente que puede provocar irritabilidad y lesiones oculares, lesiones en la piel y gastrointestinales. Asimismo, el déficit de minerales puede favorecer la osteoporosis o los trastornos en la coagulación sanguínea.

Teniendo en cuenta que hay una relación directa entre el estado de ánimo y lo que comemos, el estrés podría también jugar un importante papel en la preferencia por determinados alimentos, dado que no se come por hambre, sino para satisfacer la necesidad emocional de sentirse bien. El acto de comer es una conducta que libera numerosos neurotransmisores, como la dopamina, asociada a los estados de bienestar. Los hidratos de carbono refinados producen en el cerebro un aumento de la serotonina, dopamina, endorfinas y algunos opioides, dando lugar a efectos sedantes y placenteros. Asimismo pueden producir efectos psicológicos negativos y pueden desencadenar trastornos del comportamiento alimentario como la anorexia y la bulimia, además de generar desequilibrios en el metabolismo de las personas.

En este sentido, la dieta mediterránea es perfecta y mantiene un buen estado de ánimo. Cualquier alimento que nos produzca un nivel adecuado de nutrientes es un buen precursor del buen humor.

La mejor manera para perder peso y adelgazar de manera saludable es a largo plazo, con un plan alimenticio adecuado a la persona y equilibrado nutricionalmente. Come de todo y disfruta comiendo con moderación, comer bien no significa comer poco, sino adecuar la ingesta a las necesidades individuales. Prioriza siempre en tus comidas y cenas una buena ración de vegetales crudos o cocinados, una ración moderada de hidratos de carbono complejos y una ración de proteína animal baja en grasa e hidrátate bebiendo agua en la cantidad necesaria, entre 1.5 litros y 2 litros diarios

La práctica de ejercicio físico y seguir unos hábitos saludables en general, son como ya sabemos, una base muy importante.

El verdadero secreto para alcanzar un peso adecuado es sencillo: la energía que comemos debe ser igual a la que gastamos.