Primera infancia
Sí, debes darle leche de vaca a tus hijos porque ni es veneno ni provoca mocos
Poco a poco ha ido calando una demonización de la leche en la etapa infantil cuyo consumo resulta imprescindible
De un tiempo a esta parte ha ido calando en la sociedad poco a poco que la leche de vaca es poco menos que un veneno para los niños y también los adultos. La ciencia ya ha demostrado que no provoca mocos.
De un tiempo a esta parte ha ido calando en la sociedad poco a poco que la leche de vaca es poco menos que un veneno para los niños y también los adultos. Está fuera de toda duda que la leche materna es lo mejor para el bebé y cuanto más tiempo la tome, mejor para él y la madre. Un bebé que toma pecho hasta, pongamos por caso, los doce meses de edad o incluso más allá, tendrá muchas más defensas que uno que no lo tome pero en ningún caso ese bebé que no toma leche materna deberá ser usado por sus padres como conejillo de Indias dándole sucedáneos como leche de arroz o de soja con la falsa creencia de que la leche de vaca no es apta para él. Sí lo es. Antes del año en leches maternizadas acordes a su edad y después de cumplir 12 meses, leche de vaca tal cual viene en el tetra brick y que cumple todos los requisitos que marca la ley. Es más, las leches maternizadas, la 1 y la 2 de cualquier marca, tienen unos controles exhaustivos marcados por Sanidad y la UE.
Propiedades de la leche
La leche es un alimento fundamental y una importante fuente de energía. Está compuesta por agua, proteínas, hidratos de carbono y grasas. Además aporta calcio, magnesio, selenio, fósforo, vitaminas del complejo B (B1, B2, B5, B6 y B12) y vitaminas K, E, A y D, entre otros nutrientes. Prescindir de ella es privarle al bebé/niño de todos esos nutrientes que, si es lactante, no encontrará en otros alimentos. La leche es una importante fuente de calcio de los alimentos. Existen otros alimentos ricos en calcio, por ejemplo, almendras o espinacas. Pero para tomar el calcio de un vaso de leche se debería ingerir un vaso lleno de almendras (con mayor aporte calórico) o casi una bolsa entera de brotes de espinacas.
La lactosa, la caseína y la vitamina D, presentes en la leche, son necesarias para que la absorción intestinal del calcio sea adecuada. Los oxalatos, cuyo contenido es alto en las acelgas y las espinacas, disminuyen la absorción del calcio. El calcio es fundamental para la formación de los huesos y por tanto para el crecimiento de los niños.
¿Qué dice la Asociación Española de Pediatría?
Pues en primer lugar desecha por completo la falsa idea de que la leche produce mocos. Todos los niños tienen mocos (de hecho se les llama cariñosamente mocosos por esa circunstancia). Si además están escolarizados o tienen hermanos mayores que lo están, tendrán muchas más posibilidades de desarrollar entre cinco y ocho procesos catarrales o infecciones respiratorias de baja intensidad al año.
Tal y como explica Familia y Salud: “el ingreso en una guardería supone un factor de riesgo. Por sí solo genera una mayor incidencia de múltiples enfermedades infecciosas agudas. Hay evidencia científica de que esto es cierto respecto a bronquiolitis bronquitis, conjuntivitis, faringoamigdalitis, gastroenteritis ,laringitis ,neumonía, otitis, resfriado común, sibilancias, sinusitis y para el total de patologías. Por otro lado, estos niños aumentan el número de consultas tanto en Atención Primaria como en urgencias hospitalarias. Y, también, el número de ingresos hospitalarios. Se podría concluir que el riesgo sobre la salud infantil de la asistencia a guardería es discreto pero de un gran impacto”.
El factor que más determina que esto sea así, es la edad de entradaa la escuela infantil. El ambiente en el que se encuentran es epidemiológicamente muy hostil. No es lo mismo el sistema inmune de un niño de 4 meses que el de uno de 2 años.
Los niños pequeños sufren de 6 a 8 infecciones al año en la edad preescolar y de 5-6 infecciones al año durante la edad escolar, disminuyendo en la adolescencia. Este número puede ser mayor en niños pequeños que van a guardería o tienen hermanos mayores. Las infecciones más frecuentes son los catarros, que se acompañan de mocos, tos y flemas. Los mocos y la tos son mecanismos de defensa frente a las infecciones respiratorias.
Los niños más pequeños, que son los que tienen más infecciones, son los que toman más leche. Por este motivo se ha relacionado la producción de mocos con el consumo de leche.
Relación entre consumo de leche y mocos
Tal y como se explica desde la Asociación Española de Pediatría: “Existen diversos trabajos en los que se estudia la relación entre el consumo de leche y la producción de mocos, sin obtener resultados que indiquen que el consumo de leche aumenta los mocos o empeora los síntomas catarrales. Solo se ha demostrado un aumento de mucosidad intestinal asociada al consumo de leche, pero esto no es extrapolable al aparato respiratorio. El aumento de la mucosidad intestinal tiene una función protectora para el sistema digestivo. Los niños asmáticos no tienen que reducir el consumo de leche, salvo que sean alérgicos a la misma.
Conclusión
El consumo de leche no aumenta la producción de mocos ni flemas.
La leche es una importante fuente de calcio y un alimento fundamental en la alimentación de los niños.
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