Barcelona
¡Quiero la tripa de Kate!
Las imágenes de la duquesa de Cambridge jugando al voleibol disparan un 650% la demanda de tratamientos de abdomen
Al margen de su actuación como consorte en un futurible reinado, Kate Middleton tiene garantizado ya un destacado lugar en los libros de Historia: se ha erigido como un auténtico fenómeno social en Gran Bretaña. Su capacidad de movilización no conoce límites y se extiende más allá del mundo de la moda –cada modelo que luce suelen agotarse en cuestión de horas en las tiendas–, y, desde su boda con el príncipe Guillermo se ha convertido en uno de los miembros de la casa real más queridos y admirados. De hecho, «Ok Magacine» ya sufrió en sus propias carnes hasta qué punto los «british» están dispuestos a defender a la duquesa de Cambridge: como en la presentación al mundo del príncipe Jorge el pasado julio, bajo el vestido de Kate se adivinaba una pequeña barriguita postparto, la revista le sugirió una dieta para eliminar la grasa de su abdomen. Sin embargo, lejos de resultar una información jocosa, la publicación acabó sufriendo el repudio de los lectores –que armaron un auténtico revuelo en las redes sociales– y se vio obligada a pedir disculpas y a destacar lo «radiante» que estaba la duquesa de Cambridge aquella jornada.
Pero si entonces alabaron la naturalidad de Kate –ya que contribuía a desterrar el mito de que «todas las mujeres tienen que estar perfectas después de dar a luz»– su aparición, el pasado día 18, en un evento deportivo en el Parque Olímpico de Londres dejó boquiabiertos a los presentes: mientras jugaba al voleibol su camiseta se levantó dejando al descubierto un terso vientre. Y el efecto fue inmediato: varias clínicas del centro de Londres recibían una avalancha de llamadas de jóvenes que acababan de ser madres solicitando información sobre tratamientos abdominales. «Empezamos a recibir un número de solicitudes sin precedentes el viernes –día en el que la esposa de Guillermo mostró su esbelta figura–. Normalmente teníamos unas 12 reservas semanales, pero en menos de dos días ya tenía 40», explica un portavoz de la Clínica Harley Street al «Daily Mail», antes de añadir que en la consulta casi todas las mujeres aseguraban que querían conseguir «un vientre plano como el de Kate».
Lejos de ser un gesto aislado, el centro experimentó un aumento de un 650% en la demanda de tratamientos de criolipolisis, que consisten en eliminar la grasa mediante la aplicación de frío. La técnica, desarrollada hace ocho años por científicos de Harvard, se explica con un claro ejemplo doméstico: al igual que ciertos productos como el aceite o la mantequilla se solidifican en la nevera, las células grasas son más sensibles al frío que las del resto del cuerpo. Con la criolipolisis se consigue la destrucción de las mismas, que serán luego fagocitadas y eliminadas del organismo.
En España esta técnica –conocida como CoolSculpting–, sólo se puede realizar con regulación médica en cinco centros: en las madrileñas Clínica Menorca, Clínica Multilaser y Clínica Dermatológica Internacional; así como en Ribeclinic (Barcelona) y en la Clínica Dermitek de Bilbao. Una sesión cuesta 500 euros, aunque la inversión en este tratamiento suele rondar los 2.000 euros. «Es un método idóneo para la grasa localizada de abdomen y la cara interna de muslos y brazos. Aunque no se trata de una intervención quirúrgica ofrece resultados similares a los de una liposucción y con molestias mínimas. Yo me lo he hecho y estoy encantada», comenta la doctora en medicina estética Elena Soria. Aunque para que los resultados sean visibles se necesita un margen de dos meses, la técnica gana cada vez más adeptos en hombres y mujeres –los porcentajes de pacientes son muy equitativos– de entre 40 y 50 años. Y es que, a más de uno, la soñada tabla abdominal le deja helado.
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