Paloma San Basilio: «No digo adiós, sólo me reciclo»

–Se despide como cantante y debuta como pintora.

–Necesito cambiar, hacer lo que siempre he querido hacer y no he hecho. No digo adiós, sólo me reciclo.

–¿Y qué quiere hacer?

–Quiero vivir en mi casa del sur, frente al mar, y en mi otra casa del Baztán, en Navarra. Quiero viajar, escribir, seguir pintando.

–La gente pensará que algo le ha ido mal o le ha decepcionado...

–No. Soy una privilegiada con una carrera de casi 40 años. He hecho todo lo que soñaba.

–Dirán: es muy rica, puede vivir mirando al mar y tomando gin-tonics...

–No soy muy rica. Puedo vivir bien porque cada día necesito menos.

–Creo que un día volverá, como los toreros.

–No. Quizá acepte un proyecto, pequeño, como actriz. Algo muy puntual.

–¿No echará de menos la canción, los musicales...?

–No. La canción la tengo dentro, forma parte de mí. Es mi piel.

–Bien, ¿qué canta mientras pinta?

–Nada, prefiero escuchar el ruido del mar o el silencio.

–Su pintura es experimental...

–Porque soy un ser experimental. Mi pintura es muy libre, vitalista, optimista, llena de color. Mis cuadros dan subidón.

–Está entre el abstracto y el mar...

–Siempre está ahí el mar. Soy una especie de sirena disfrazada de ser humano.

–No sé qué diría Freud de esa obsesión por el mar...

–Ni yo. Lo veo tan bello que una vez le dije a Capi: «Me entran ganas de ahogarme».

–La pintura era su pasión oculta. ¿Le queda oculta alguna otra?

–Me voy quitando velos, ya me he quitado casi todos, pero siempre me quedará alguno.

– «El color de la luz». Un buen título para tiempos de corrupción.

–Sí. La corrupción es lo contrario de la luz. Es la oscuridad con un fuego interior sin luz, un infierno.

–«El infierno son los otros» (Sartre).