Conciliación

OPINIÓN: Solas e impotentes

P. Vicente / RED DE MADRES CONTRA EL SAP

La Razón
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Si denunciamos maltrato o agresiones, no somos creídas. ¿Privilegios? En el mejor de los casos órdenes de alejamiento que en la peor de las situaciones no se cumplen. La violencia de género se ha perpetuado a través de procesos judiciales interminables. Si no denunciamos, somos negligentes porque, de ser ciertos los hechos, deberíamos haberlos denunciado; si no nos emocionamos, no somos creídas; Pero si nos emocionamos, manifestamos «ansiedad y tendencia al dramatismo». Eso nos dicen y, a renglón seguido lo contrario, según ha podido constatar la Red de Madres contra el pretendido síndrome de Alienación Parental (SAP). Y así, en lugar de proteger a la víctima investigando en base a las pruebas y documentos objetivos, los jueces utilizan argumentos del tipo de «escasísima pasión y grado de convicción» que fundamentaron el fallo de absolución del presunto homicida de la mujer asesinada hace unos días en Pinos Puente. ¿Qué alternativa nos dejan a las madres, a las mujeres? Ninguna. Morirse en cualquier caso. Las madres nos sentimos solas, abandonadas, maltratadas por las instituciones. Basta nombrar palabras como puntos de encuentro familiares, centros de atención a la infancia... Algunos de ellos, lejos de defender a los pequeños, encubren la violencia. Las madres temblamos de miedo.