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Cerca de 5000 víctimas de trata no están reconocidas

De las 6.157 víctimas potenciales, el Gobierno sólo reconoció durante 2009 a 1.301 mujeres como tales
De las 6.157 víctimas potenciales, el Gobierno sólo reconoció durante 2009 a 1.301 mujeres como taleslarazon

Madrid- Los pasos en la lucha contra la trata han sido significativos: el Plan Integral de 2008, la ratificación de un convenio europeo o la reforma de la Ley de Extranjería. Sin embargo, historias con nombres propios ponen de manifiesto que estas mujeres son muy vulnerables, incluso cuando superan sus miedos y deciden denunciar. En 2009, se identificaron 6.157 víctimas potenciales, de las que sólo 1.301 fueron reconocidas como tales, según el Gobierno. Algunos casos los ha hecho públicos Proyecto Esperanza, organización de ayuda a las víctimas.

Grace, nigeriana, 25 años. Amenazada de muerte
Sus padres fueron asesinados por ser cristianos. Entonces, un hombre, que dijo ser amigo de su padre, le ofreció un trabajo en Europa en el servicio doméstico, le facilitó el dinero y se encargó de las gestiones. Para Grace era una oportunidad. Pero todo cambió cuando llegó a España en 2006. Debido al viaje, Grace había contraído una deuda de 20.000 euros que tendría que pagar ejerciendo la prostitución bajo amenaza de muerte. Además, no podría utilizar anticonceptivos, pues «ahuyentaban» a los clientes. Fruto de la prostitución, quedó embarazada, pero siguió adelante. Durante tres años soportó los abusos, con los que saldó sólo una pequeña parte de la deuda. En febrero fue detenida y conducida al Centro de Internamiento de Madrid, con una resolución de expulsión. Allí manifestó su temor a sufrir repesalias en Nigeria por sus explotadores. Ni las ONG ni el Defensor del Pueblo, que solicitaban que se la identificase como víctima y que se paralizase su expulsión, pudieron hacer nada. El 16 de marzo, embarazada de tres meses, fue expulsada.

María, camerunesa, 20 años. Su familia, en peligro
María ha tenido la suerte de no ser deportada. Llegó en 2009, con la idea de terminar sus estudios universitarios. Había pagado 10.000 euros a una mujer y, al llegar, le dijeron que había contraido una deuda y que tendría que prostituirse o la matarían. María consiguió escapar y se escondió, pero se enteró de que su familia estaba siendo amenazada en Camerún. Entonces, interpuso una denuncia y fue idenficada como víctima. Según la ley, podía elegir entre «el retorno asistido a su país o la autorización de residencia y trabajo por circunstancias excepcionales». Sin embargo, siete meses después de la denuncia, María no ha recibido respuesta a su solicitud de permiso de residencia. No puede salir a la calle sin arriesgarse a ser detenida.

Sofía, bielorrusa, 20 años. Escapó de sus captores
Similar es el caso de Sofía, que vino a España en 2003. Un compatriota le propuso venir para trabajar como asistenta. Fue esta persona la que se encargó de todas las gestiones. Una vez sola, informaron a Sofía de que su nuevo trabajo era la prostitución y de que estaba obligada a ejercerla bajo amenaza. Pasados unos meses, se armó de valentía y escapó de la esclavitud. En 2004 denunció su situación ante la Brigada de Extranjería y se abrió una investigación que terminó con varias detenciones. Al año siguiente, por «circunstancias excepcionales», se le concedió el permiso y autorización para trabajar. Los que la explotaron fueron condenados a indemnizar a Sofía con 6.000 euros pero absueltos de los delitos de prostitución y detención ilegal. Además, seis años después de denunciar, sólo ha recibido 780 euros, puesto que el procesado se declaró insolvente. En Estados Unidos, las compesaciones a las víctimas son de entre cien mil y un millón de dólares.