El curso más político

El aumento del horario lectivo a los profesores de la ESO en dos horas más a la semana –de 18 a 20– y, en consecuencia, la previsible reducción de contratos a interinos, ha sido la última bandera que los sindicatos, con la ayuda de los «indignados», han alzado contra la Comunidad y más concretamente contra Esperanza Aguirre y su consejera de Educación, Lucçia Figar.

Aunque los sindicatos no logran ponerse de acuerdo para convocar oficialmente unafecha de huelga en los institutos de la región, ya hay amenaza de paros para los días 14, 20, 21 y 22 de este mes bajo el lema «no a los recortes»; un eslogan que ni siquiera hace referencia al aumento del horario en el que se amparan las protestas. Ante la falta de consenso entre el profesorado y los sindicatos para convocar la huelga, las centrales han iniciado una campaña de «concienciación colectiva» que pasa por trasladar sus argumentos a padres y alumnos, colocar pancartas en los centros y dar las clases con camisetas verdes «reivindicativas» en la que se puede leer «escuela pública de todos para todos», así como organizar «jornadas de lucha» y manifestaciones como la del día 14.

La entrada del 15-M en las movilizaciones (los sindicatos pidieron ayuda al movimiento «indignado» el pasado 31 de agosto) ha llevado a las centrales madrileñas a liderar la «lucha» y a convertirse en «la voz cantante» de las protestas, aunque en Galicia, Castilla La-Mancha, Navarra y Cataluña también han aumentado el horario lectivo de los docentes. Tanto es a así que a nivel nacional las centrales han descartado realizar acciones. Precisamente, esta deriva política que han tomado las protestas, es la razón por la cual un portavoz de ANPE exigía ayer, en declaraciones a este periódico, que «se aclare que es una protesta profesional y no política».