Cataluña
El incendio entra en fase de control
La Generalitat vaticina que no podrá extinguirse hasta el viernes
BARCELONA- «El incendio está en fase de control». El esperado mensaje llegó ayer a última hora de la tarde y fue pronunciado por el conseller de Interior, Felip Puig. Atrás quedan cuatro muertes y miles de hectáreas calcinadas por un espectacular incendio que ha arrasado tres términos municipales del Empordà.
La noche del lunes fue larga, muy larga para los efectivos que desde el domingo trabajan a destajo en la zona sin vislumbrar el final de sus esfuerzos. Sin embargo, el viento dio un respiro y, sin medios aéreos de soporte, gracias a la humedad, cercaron el flanco oeste del incendio, desbocado hasta entonces. En el triángulo que formaban las poblaciones de Capmany, Biure y Boadella el fuego campaba a sus anchas. Hasta ayer. No obstante, durante el día, las llamas se reavivaban complicando, una vez más, las tareas de extinción. Los hidroaviones pusieron el resto y, a media tarde, comparecía Puig para anunciar que el incendio está «perimetrado y estable» y ya no queda ningún municipio cercano bajo orden de confinamiento.
Un millar aproximado de efectivos continuó los trabajos de extinción durante toda la noche, centrados en la zona próxima a la localidad de Terrades, que es la más «sensible», según el conseller. No se espera que el incendio esté completamente extinguido antes del viernes ya que hoy, con la marinada prevista, podría darse que algún brote reapareciera.
Las únicas carreteras que permanecerán cortadas al tráfico son la que conecta Terrades con Boadella y la que va de este último municipio a Darnius. En los dos casos están reservadas a los efectivos que luchan contra las llamas. El suministro energético está totalmente restablecido en la zona, aunque algunos usuarios reciben la corriente gracias a grupos electrógenos que se irán retirando a medida que sea posible. Seis heridos siguen ingresados a la espera de ser dados de alta en las próximas horas.
Agradecimiento
Puig quiso manifestar su agradecimiento a los voluntarios, autoridades municipales, bomberos de la Generalitat, franceses y andorranos, efectivos de las Unidades Militares de Emergencia, forestales y medios de comunicación por la labor realizada. El conseller admitió que «seguramente, todo es mejorable, pero la respuesta de los cuerpos de seguridad ha sido impecable», y se ha hecho único responsable de cualquier crítica que pueda surgir sobre el operativo. «Ahora toca realizar la valoración de los daños y ayudar a la gente», concluyó el conseller.
El paisaje que deja el incendio a sus espaldas, no obstante, es tremendamente desolador. Unos 100 kilómetros cuadrados del Empordà han quedado teñidos de blanco y negro y pasarán décadas hasta que recupere, si lo hace, su aspecto original
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