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Venecia bajo sus pies
Más de 350 personas trabajan en los 4.500 kilómetros de la red de alcantarillado que horada el subsuelo de la capital
MADRID- Las ciudades presentan diariamente una actividad permanente sobre el asfalto y aceras. En la capital, por ejemplo, los madrileños caminan por las calles sin conocer que bajo sus pasos existe una red de alcantarillado que recorre una distancia de 4.500 kilómetros. Una ciudad paralela, bajo tierra, desconocida para los ciudadanos pero vital para el saneamiento y cuidado del agua de Madrid.
Nos adentramos en uno de los colectores que presenta la red pública de alcantarillado. Una especie de Venecia subterránea que tiene sus propias normas de etiqueta: mono blanco, botas, casco, guantes y linterna. Y que nadie piense que el aroma de la ciudad italiana y del subsuelo madrileño son muy diferentes. Una vez dentro, a diferencia de lo que se puede esperar, el olor es el mismo que el de la calle y las ratas brillan por su ausencia.
La red de alcantarillado está compuesta por colectores de tipo visitable y no visitable (alrededor de 1.200 de estos colectores son accesibles, lo que supone un 26 por ciento del total). Su funcionamiento consiste en recoger las aguas de las alcantarillas y conducirlas a un colector principal que las transportará a una depuradora para proceder a su limpia. El proceso para sanear estas estructuras se realiza con agua a presión y su cuidado debe ser exhaustivo, sobre todo los más pequeños que son los que más abundan. En días muy lluviosos, como los que hemos vivido esta semana en Madrid, cuando más caos se produce en estos túneles subterráneos. Los colectores conducen hasta 95 metros cúbicos por segundo cuando lo normal es 1,1 metros cúbicos en el mismo espacio de tiempo.
«El alcantarillado de Madrid se llena una vez al año como mucho, puede que hasta dos veces. Es una estructura de mucha veteranía y funciona muy bien», asegura el jefe del Departamento de Alcantarillado Metropolitano de Madrid, Carlos Ramírez. Además, afirma que para que la red subterránea del Canal de Isabel II en la capital no se llenase habría que construir túneles de metro, lo que conllevaría un enorme trabajo y un desembolso que en estos tiempos de crisis sería imposible sólo sugerir.
Bajo sus pies, por las calles que a diario usted transita, trabajan alrededor de 350 personas cuya labor es tan importante para el funcionamiento de Madrid como silenciosa. Por ley y por motivos de seguridad, los empleados de los canales bajo el asfalto de la ciudad no pueden estar más de tres horas seguidas en los túneles. Abajo no hay nada de luz y superar este horario puede dañar seriamente los ojos una vez que salen a la superficie. También una treintena de camiones funcionan diariamente en la capital para evitar cualquier problema en la red de alcantarillado. Éstos trabajan los 365 días del año.
«La gente debe saber que no tiene que tirar la basura al suelo porque, tarde o temprano, llega al alcantarillado y, luego en la depuradora, hay que sacarlo, un trabajo realmente duro», afirma Ramírez.
Calles que no tienen pérdida
Antiguamente, en el subsuelo de Madrid letreros informaban del nombre de la calle, en la superficie, bajo la que se encontraba el canal. Lo hacían para mejorar la orientación de los trabajadores, sin embargo, se llegó a la conclusión que para los empleados del mantenimiento del alcantarillado esta medida era innecesaria. El subsuelo de la capital es «como su barrio», explicó el jefe de alcantarillado de Madrid, Carlos Ramírez. «Si ponemos nombres, alguien que entre con malas intenciones puede orientarse y eso es un problema. Para evitarlo, se decidió no poner la ubicación», explicó el empleado del Canal.
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