Su ejemplo

Ala presidenta de la Comunidad de Madrid es la única política a la que los ciudadanos solemos llamar así, Esperanza a secas, como si fuera una cantante de Operación Triunfo… Es tan de casa, tan como nosotros, que le sobra hasta el apellido. Y nos lo acaba de ratificar al tener un cáncer y contarlo con voz quebrada y casi llorosa, como lo hubiéramos hecho cualquiera. Eso sí, Esperanza es como todos, pero con más brío. Porque operarse de un cáncer y salir al día siguiente como si nada, por bueno que sea el pronóstico, es algo que ella puede, porque ella lo vale…Pero no se yo si todo el mundo. Y es más, tampoco lo creo ni oportuno ni necesario. Y me explico: Ya que Esperanza nos ha ofrecido su ejemplo, y ha hecho más por la prevención que cualquier campaña de Salud Pública, cóncholis, que se aguante un poquito los nervios y que se retenga a sí misma unas horas más en el hospital y con el móvil –ese que dijo Granados que debían haberle extirpado junto con el cáncer– a una prudencial distancia. ¿O no? Ella puede, sí. Pero eso no significa que puedan o tengan que hacerlo las demás mujeres que se encuentren un tumor en el pecho. Por eso quiero que sepa, querida presidenta, que si tarda once días en vez de diez en volver a la política, nadie le va a restar méritos…Y que si alguna otra mujer necesita diez meses para recuperarse en vez de diez días, bienvenidos sean. Hay que ser Esperanza en lo de prevenir, pero en lo de curar, cada uno requiere su tiempo.