Barcelona
Isabel Pantoja contra viento y marea
Lluvia, fallos de sonido y aforo incompleto... Así fue el regreso de la artista a Gijón
Isabel Pantoja está llamada a luchar contra la adversidad. En lo personal y en lo profesional. Así quedó patente en el recital que ofreció el pasado sábado en Gijón, donde llegó un día antes flanqueada por su inseparable María Navarro. Viajó acompañada también de un peluquero, un maquillador y su sastre particular. A pesar de que todo se cuidó hasta el más minímo detalle, hay cosas que se escapan a sus manos y fueron precisamente estos elementos lo que le jugaron alguna que otra mala pasada.
Lo primero, el tiempo. La lluvia a punto estuvo de obligar a suspender el concierto. Durante toda la tarde las nubes encapotaron el cielo asturiano y el aguacero que cayó sobre la ciudad hizo temer lo peor. Es más, la tonadillera salió a ensayar cuando la tormenta arreciaba, pero no se achantó. Cuando algunos lo daban por perdido, escampó, los operarios de la Laboral secaron las sillas del respetable y el público comenzó a acceder al recinto.
Superado este escollo, le esperaba otro tropezón: el sonido. «Señoras y señores, con ustedes, Isabel Pantoja». La voz en «off» de su apoderado, José Luis Moreno, abría el espectáculo «Así es la vida», que estrenó en Barcelona y en el que repasa su trayectoria personal y musical. Desde que sonaron las primeras notas de «Nací en Sevilla», los fallos en los amplificadores eran palpables. Isabel se dio cuenta de inmediato y trató de buscar una explicación de los técnicos.
Sin embargo, nada impidió que Pantoja se viniera abajo. Seis cambios de vestuarios, más de una hora en escena y un chorro de voz con el que demostró que sigue al pie del cañón a golpe de pico y pala, sin contar con la Operación Malaya.
Invitados por doquier
El otro hándicap con el que se topó la cantante fue el público. Moreno buscaba un lleno en el concierto de la Pantoja, entre otras cosas, porque se trataba de una de sus apuestas clave como empresario. Y es que el madrileño se responsabilizó de la programación de Laboral, Ciudad de la Cultura, un proyecto del Ejecutivo asturiano que no logró despegar como festival de vanguardias y que Moreno ha querido darle un aire popular. De ahí la Pantoja y al que durante las últimas semanas se pusiera en contacto con distintas asociaciones y empresarios para regalarles entradas para el recital. En total, 600 invitados, que unido a los más de mil espectadores que pagaron su entrada, no lograron completar el aforo de 2.600 del coliseo gijonés.
Problemas musicales aparte, Isabel ha vivido esta semana un nuevo disgustopor culpa de su hijo, Kiko Rivera. Según adelantó Vanitatis.com, Paquirrín tuvo que ser amonestado por su actual jefe, Santiago Segura, porque no se comportó como un profesional durante el rodaje de la cuarta entrega de la saga «Torrrente». Al parecer, hace unos días se torció un pie en un accidente que le provocó un pequeño esguince de tobillo durante una jornada de trabajo a la que habría llegado con cara de haber dormido pocas horas y muy cansado.
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