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El Estado de Nueva York acusa a un banco británico de conspirar con Irán

El Departamento de Servicios Financieros del estado de Nueva York acusó hoy al banco británico Standard Chartered Bank (SCB) de haber ocultado durante siete años a las autoridades de EEUU transacciones ilegales con entidades iraníes valoradas en más de 250.000 millones de dólares.

"Durante casi diez años, SCB conspiró con el Gobierno de Irán y ocultó a las autoridades reguladoras unas 60.000 transacciones secretas, que suponían al menos 250.000 millones de dólares, y que le reportaron unos beneficios de cientos de millones de dólares en comisiones", agregó el regulador financiero de Nueva York.

En un informe hecho público hoy, esa entidad acusa así a uno de los mayores bancos de Reino Unido de haber violado las leyes de EEUU, que restringen las transacciones con entidades iraníes por el peligro de estar apoyando el programa nuclear de ese país con objetivos militares encubiertos.

El banco "dejó el sistema financiero estadounidense vulnerable a terroristas, comerciantes de armas, redes de droga y regímenes corruptos, y privó a los investigadores de las fuerzas de seguridad de una información crucial utilizada para analizar cualquier forma de actividad criminal", según el escrito.

El documento, firmado por el superintendente de servicios financieros del estado de Nueva York, Benjamin Lawsky, es fruto de una investigación por la que se revisaron más de 30.000 páginas de documentos, incluidos correos electrónicos del banco "que describen intencionadas y mayúsculas violaciones de la ley".

Desde enero de 2001 hasta finales de 2007, el banco "conspiró con sus clientes iraníes para dirigir casi 60.000 pagos en dólares a través de su filial en Nueva York, habiendo retirado antes información de los mensajes de esas transferencias utilizada para identificar a los países, individuos y entidades sancionadas", según la entidad.

Entre esos clientes se encontraban instituciones iraníes sujetas a sanciones económicas en Estados Unidos, como el propio Banco Central de Irán, así como Bank Saderat y Bank Melli, dos entidades que también son propiedad del Estado iraní.

Con el objetivo de "ganar cientos de millones de dólares casi a cualquier coste", el regulador acusa a Standard Chartered de falsificar informes financieros, no haber mantenido adecuadamente en sus libros todas las transacciones procesadas y haber obstruido a la administración gubernamental, entre otras cuestiones.

Debido a esas acusaciones, el regulador financiero de Nueva York ha amenazado al banco británico con revocar su licencia para operar en este estado y además ha dictaminado que deberá pagar a una entidad independiente para que revise que sus operaciones se adecúan a las leyes estadounidenses.

En noviembre de 2011, el Gobierno de Estados Unidos aumentó la presión sobre el sistema bancario de Irán al identificarlo como "jurisdicción de preocupación prioritaria por lavado de dinero", incluido el Banco Central, las entidades privadas y sus subsidiarias que operan fuera del país.