Artistas
Sexo aséptico
No me gustaría pensar que se está perdiendo el noble arte del cortejo, aunque sólo sea para una noche de sexo. Pero ocurre. Hay gente, se da más entre los hombres, quizá porque son más desinhibidos para estas cosas, que en los escenarios más pintorescos, y Las Ventas es uno de ellos, buscan un intercambio sexual sin más señas de identidad que las del cuerpo del ser deseado. Nada de nombres, aficiones comunes, chanzas para relajar la tensión o una palabra de más que diga algo de uno mismo. Lo que se busca es el anonimato, el sexo rápido y, si te he visto, no me acuerdo. Afectividad cero. A esto se denomina «cruising» y lo suelen practicar los homosexuales que han salido del armario y los que aún están encerrados en él bajo cuatro llaves que se han tirado al fondo del mar. Es simplemente un desahogo biológico en un lugar público, en este caso el coche de uno de ellos, que será más o menos público según las veces que su dueño lo emplee como «picadero».Algunos comentan que lo practican ahí por morbo, aunque no sé dónde encontrarán el morbo al hacer las acrobacias sexuales entre la caja de cambios de por medio y el volante. Demasiado incómodo. Quizá ahí está la gracia; y en el anonimato, y en la clandestinidad... Todos esos ingredientes unidos son los que mueven el motor de este deseo algo canalla y, desde luego, terriblemente aséptico. Mejor que «cruising», que ya sé que queda mucho más sofisticado, yo lo denominaría caza furtiva sin necesidad de pasar por alguno de los cuartos oscuros de los bares de ambiente. Más barato desde luego sale, se ahorran un montón de dinero en las copas, por ejemplo, y tampoco gastan en gasolina... Pero no creo que lo hagan para capear con más fortuna la crisis. Quizá, tras el encuentro uno de ellos decida romper el anonimato apuntando la matrícula como otros y otras anotamos el número del móvil. Puede que pase... Romántica que es una.
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