La «marea verde» a los tribunales

MADRID- No sólo se han convertido en el símbolo que alienta las huelgas en contra de la política educativa de Esperanza Aguirre, también son un beneficioso negocio «en negro» para sus promotores. La venta de las camisetas que dan color a la «marea verde», que desde el mes de septiembre se manifiesta por el aumento del horario lectivo a los profesores de Secundaria, podría dejar de ser rentable a las asociaciones y plataformas que las han estado comercializando por internet.

El PP de Madrid presentará la próxima semana una denuncia ante la Agencia Tributaria por fraude fiscal contra la Asociación de Vecinos de Palomeras Bajas, la Plataforma en Defensa de la Educación Pública y la FAPA Giner de los Ríos. Los populares solicitarán al juez su inhabilitación para pedir subvenciones públicas. El presidente del Comité Jurídico del PP de Madrid, Salvador Victoria, anunció ayer que, amparándose en los artículos 305 y 627 del Código Penal, se va a pedir a los tribunales que estas asociaciones queden inhabilitadas para obtener subvenciones o ayudas públicas y pierdan el derecho a gozar de beneficios e incentivos fiscales o de la Seguridad Social durante un mínimo de tres años.

Las pruebas del negocio
Los populares presentarán en los tribunales al menos tres pruebas acusatorias que constan, en primer lugar, de «carteles» en las páginas webs de estas asociaciones en los que se anuncia la venta de las camisetas de la «marea verde» a un precio de 5 euros cada una. También presentarán un e-mail en el que la Plataforma en Defensa de la Educación Pública «Vallekas» alerta de que «están vendiéndolas por ahí a 15 euros» reconoce que «a nosotros no sale la camiseta a 3 euros», que las llevan haciendo desde hace cuatro años y que en las últimas semanas están encargando «casi 1.700 a la semana». Por último, los populares presentarán ante el juez el audio de una conversación entre un vendedor y un comprador de camisetas, en el que el primero fija el precio en 5 euros y cuando el segundo le pide un «tiquet o factura» éste le responde riéndose: «No, somos el mercado negro».