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«No quiero quedarme en casa quiero trabajar»
Marta está sin trabajo a pesar de ser arquitecta bilingüe. Es la segunda vez que se queda en paro en tres años
MADRID- En Azca, en Nuevos Ministerios, el centro de Madrid, a las 12:00 los hombres encorbatados y con maletines corren para cruzar los semáforos y los taxis se paran en cualquier lado para que sus ocupantes salgan deprisa y sin mirar. Casi todo el mundo corre y mira con rencor si se les corta el paso. Hay prisa por llegar a algún sitio. En la oficina del Inem, en cambio, todo es más lento. Se pide cita previa, se coge número y se espera y se espera con los papeles en la mano, remirándolos de vez en cuando para convencerse de que esta vez no falta ninguno.
Quizá un parado es alguien que ya no tiene prisa. «Mi vida ahora es más sedentaria, más aburrida. Antes trabajaba casi 12 horas al día. Echo de menos ese estrés. Aunque en el momento te quejas, lo necesitas: es una satisfacción personal, sentirte ocupada, útil, que lo que haces sirve para algo», cuenta Marta, en la puerta del Inem en Nuevos Ministerios, mientras intenta encender un cigarrillo que se acaba de liar.
Marta vive su primera semana en paro, su tercer año en crisis. De 27 años, estudió arquitectura técnica, cuando esa profesión era como encontrar oro. Aún no había acabado la carrera y ya se peleaban por ella. No sabía que estaba viviendo el lujo de elegir. En cuanto acabó de estudiar, llegó la crisis, el final del futuro. Se fue a la calle, como tanta gente. Se marchó a Inglaterra, a aprender inglés y a vender ropa y zapatillas y cuando volvió a España, bilingüe, hace un año, volvió a echar currículos y a llamar a puertas. Éstas no se abren, a los otros nadie contesta. Se ha dedicado a la hostelería: «Al final de esta crisis, todos vamos a saber poner copas». Este último año ha trabajado como técnica de calidad en una empresa, gracias a un familiar, pero se acabó la obra, se acabó el trabajo y ha tenido que volver a pasar la mañana en el Inem.
Por fin, Marta, ha encendido el cigarrillo. «De joven, te venden la moto de quien estudia tiene un futuro más sólido y al final te das cuenta: hemos estudiado y no tenemos oportunidades». Cuando estudiaba, el paro no le preocupaba, cuando trabajaba no pensaba que se iba a acabar. «Ahora no puedo bajar la guardia, no quiero quedarme en casa, quiero trabajar» . Marta se da media vuelta, «que como se me pase el número...», dice y entra corriendo en el Inem. Quizá un parado es alguien a quien no le dejan tener prisa.
FICHA
Nombre: Marta Ponce
Edad: 27 años
Frase: «Siempre vengo al Inem con la esperanza de poder darme de baja y tener trabajo»
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