Murcia
OPINIÓN: Limusa
Está la población civil murciana en riesgo de caer bajo instrucción de causa penal por magistrado hiperbólicamente adscrito al TSJ como jurista de reconocido prestigio? Sí. De Limusa quiso hacer caso y acabó en «casico», que es lo que va de hacer casas a jugar a las casicas con la presunción de inocencia, otrora derecho fundamental. «Pleitos tengas y los ganes» no resulta refrán que convenga al hecho de haberse constatado jurisdicente despachador de pruebas de descargo sin más consideración que la de su carácter «variopinto». Como dice José Luis Mazón de sí mismo, es gente que «escribe para la Historia», por eso los mortales no los entendemos. Que las pruebas variopintas sirvieran luego para desmontar muy significativas acusaciones de malversación nos sugiere a los mortales, en nuestra ignorancia, que si las hubiera considerado el instructor más allá de su carácter variopinto muy otra cosa hubiera sido el juicio oral. El TSJ, llamado a remediar, obró el milagro de caminar sin mojarse sobre las aguas de los escritos de defensa posponiendo así el ajustar cuentas de hechos, delitos y penas para el propio juicio oral, asegurando pena de banquillo incluso a los absueltos por retirada de acusación. Luego la fiscalía pasó de pedir 9 años a contentarse con poco más de uno en algunos casos, no sin gran irritación de poncios que se echaron al ruedo nostálgico de acusaciones no sostenidas lamentando no tener la oportunidad de haber rematado la faena a estocadas. Así que «imputado seas y en manos de jueces te veas» o, por decirlo al modo de Muñoz Seca: «En Murcia lo saben todos/ desde el último al primero/ para asaltar presunciones/ ya no hacen falta Quiñones:/ nos sobra con Quiñonero».
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