Lorca

Los afectados esperan información en un campamento

El recinto ferial de Lorca, lugar donde se ha instalado el principal campamento de atención a los afectados por el terremoto, registra a estas horas un continuo trasiego de ambulancias, vehículos emergencias y vecinos del municipio, a la espera de información sobre la situación de sus viviendas.

El campamento, acotado por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y dividido en secciones de asistencia médica y espera, acoge a miles de personas que se distribuyen entre tiendas de campaña del Ejército, y puestos de atención de la Cruz Roja y de los diferentes servicios de emergencias.


La mayoría refleja una cara de agotamiento producto de las muchas horas que llevan aquí desde ayer tarde, cuando fueron expulsados de sus viviendas por dos seísmos que han devastado algunas zonas de la ciudad, y han provocado ocho muertos y centenares de heridos.


Algunos de ellos se quejan de la falta de información por parte de las autoridades que gestionan la incidencia, porque, según cuentan, nadie les ha dicho nada desde que llegaron.
Así lo pone de manifiesto Oscar, de Bolivia, que espera desde anoche, junto a su esposa y su hija de doce años, sentado en una silla de plástico rodeados de las pocas pertenencias que pudieron coger antes de salir de sus casas. Su vivienda no es de las más afectadas, pero sí la anexa a la suya, que ha sufrido un derrumbe parcial de la fachada. "Hemos pasado la noche en estas sillas, nos asustamos mucho y salimos a la calle, como todos. Ahora estamos aquí esperando a que nos digan algo, estoy escuchando por la radio que están poniendo pegatinas verdes en las casas a las que se puede volver a entrar, pero aquí nadie nos dice nada", comenta resignado a EFE.


Con él coincide Matilda, de Ecuador, que reside desde hace quince años en Lorca y que ayer por tarde huyó junto a sus tres compatriotas y compañeros de piso al observar como se "cuarteaban"las paredes del piso y se "resquebrajaba"alguna parte del suelo. "Aún estamos esperando que nos comuniquen algo, no sabemos casi nada, hemos pasado toda la noche aquí", se queja Matilda, quien reconoce que lo peor no esta situación precaria en la que se encuentra ahora, sino "el miedo a regresar y que vuelva a pasar algo". Ella también espera "la pegatina verde"que certifique la seguridad de su regreso.


El centro de mando, un poco separado de la zona en la que se encuentra la mayoría de los afectados, ha sido visitado esta mañana por el vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, y por el presidente del PP, Mariano Rajoy, aunque según señalan Óscar y Matilda, no se han enterado.


Su principal fuente de información son algunos compatriotas elegidos como cabecillas, que recorren el recinto en busca de información y regresan para informar a sus compañeros, que se amontonan alrededor de ellos para escuchar las novedades. Entre todos ellos, un sentimiento común: "la pegatina verde"que les permita volver a casa y recuperar parte de sus vidas. Por si las cosas no resultaran lo suficientemente complicadas, ahora, además, amenaza la lluvia.