Estreno

Vade retro Colin Farrell

Charley Brewster, uno de los alumnos más populares de su instituto, vivía feliz y tranquilo como cualquier adolescente de su edad: con su novia, sus amigos y sus fiestas. Sin embargo, la llegada de Jerry Dandridge (Colin Farrell) le complicará la existencia.

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Él sabe que en la casa del recién llegado algo raro sucede, pero nadie le hace caso, ni siquiera su madre, cuando alerta de que el nuevo inquilino es un vampiro. Sí, «Noche de miedo», dirigida por Craig Gillespie, actualiza el clásico de 1985 de Tom Holland, cinta de referencia dentro del género de terror.

Imagen romántica
El director cuenta que en su cabeza no estaba volver a esta cinta, si bien el guión le entusiasmó porque el filme de los 80 se encuentra entre sus favoritos: «La historia era tan divertida, y al tiempo daba tanto miedo, que no me pude negar. Hoy estamos ante un nuevo vampiro romántico, una imagen de la que nos hemos alejado totalmente en este trabajo, en el que somos fieles al espíritu original», asegura el realizador. Farrell describe a su personaje chupansangre como «un superviviente, arrogante y despiadado, consciente de su fortaleza y que desprecia olímpicamente a los demás». El actor es un fanático del género («Generación perdida» y «Los viajeros de la noche» están entre sus favoritas), aunque no estaba entre sus planes ponerse en la piel del vampiro: «Le pedí a mi agente que después de tantos papeles dramáticos como había interpretado buscara algo totalmente diferente. El personaje me resultó fascinante», confiesa.

«Noche de miedo» fue uno de los éxitos de taquilla de 1985, sólo por detrás de la segunda entrega de «Pesadilla en Elm Street». La mayoría de sus 9,5 millones de dólares de recaudación fueron para costear el caro maquillaje, algo que también se ha cuidado hasta el extremo en el filme actual: «Para el personaje de Colin hemos diseñados prótesis, orejas, manos y máscaras completas. El director nos dijo que quería que realizáramos un gran homenaje al original», aseguran los especialistas, quienes han conseguido, con la connivencia total del director, que a medida que Farrell se encoleriza en la pantalla sus ragos se hagan cada vez más demoníacos: «Tuvimos que sudar bastante, porque no es sencillo convertir en un monstruo a un actor tan apuesto como Colin. Finalmente hemos conseguido que dé miedo», dicen.Y es verdad.