Asturias

La soberbia de Cascos

La Razón
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Quería tanto a su partido que cuando no le han dado lo que quería se ha dado de baja. Esta es la realidad. La vestirá con los argumentos que le convengan, pero Álvarez Cascos se ha ido del PP con la zafiedad con que ejerció la secretaría general. Lo hacía con un estilo propio de un sargento chusquero, aunque le llamaban el general secretario, ya que resolvía los problemas a golpes. Fue una pieza clave de la refundación de la derecha y un inestimable colaborador de Aznar, pero le ha perdido la soberbia. Quien a hierro mata a hierro muere y la realidad es que tenía más enemigos que amigos. Fue un mal vicepresidente y un buen ministro de Fomento. Nunca se llevó bien con Rajoy y no le gustaba que fuera el líder del PP. Por ello, ni se molestó en llamarle. Esperaba que le pidieran que fuera candidato y que le rindieran pleitesía. No se puede ser tan arrogante. Sus paisanos de Asturias prefirieron el honor y le dieron la espalda. Ahora deja el partido que tanto decía querer y demuestra que sólo le importaban los cargos.