Ciudad Real
La resurrección de José Tomás
Un año, tres meses y un día. Casi quinientos días. Un largo peregrinar en el desierto hasta llegar al próximo sábado 23 de julio. Concretamente, a las siete de la tarde. En ese instante, y en Valencia, se consumará la vuelta. El regreso con mayúsculas. José Tomás, el Mesías, la leyenda viva, se ceñirá el capote de paseo para trenzar una vez más el paseíllo.
Después de una sanguinaria cornada en Aguascalientes, después de donaciones pedidas por megafonía, de trasfusiones, operaciones, una larga rehabilitación, fisioterapia, vacas a puerta cerrada y de mil y un rumores, que no han hecho sino agigantar aún más su mito.
Atrás queda esa eterna noche de móviles e internet del pasado 24 de abril de 2010. El mundo del toro entero giraba la vista a la pequeña enfermería del coso hidrocálido por culpa de «Navegante», un toro de Pepe Garfías. Una cornada muy grave en el muslo izquierdo que frenaba al torero de Galapagar durante unos meses, primero; y le obligaba a cortar la temporada, después, en plena Feria del Aniversario, en la que precisamente tenía ya firmado su anhelado regreso a Las Ventas tras un año de ausencia. La espera se alargaba y, a pesar de una crucial intervención quirúrgica para liberar el nervio de su pierna, tampoco el madrileño llegaba a tiempo al inicio de 2011.
Sin embargo, de nuevo en pleno San Isidro, llegaba la bomba informativa. Esta vez, la deseada. Su apoderado, Salvador Boix, y el empresario francés Simón Casas daban la noticia. José Tomás vuelve en la Feria de San Jaime en Valencia. Desde ese momento, comenzó la carrera, la odisea por conseguir una entrada. A día de hoy, algunos boletos ya merodean los mil quinientos euros. Un pasaporte hacia el «yo estuve allí», en Valencia, en la tarde que sirvió para el regreso de un torero de época, que regresará con materia prima de El Pilar, junto al sustituto de Juan Mora –herido grave en la última de San Fermín– y el prometedor mexicano Arturo Saldívar en un guiño a ese país azteca que tanto le dio en aquellos días de hule.
«Estamos muy satisfechos de llegar al final de este camino con el ánimo a tope y físicamente preparados para llegar a ese día como debe ser, sin reservas y con José Tomás listo para volver a llegar a la gente y emocionarla como él acostumbra a hacer», explica Salvador Boix, apoderado del diestro, añadiendo que la Feria de Julio marca el ocaso de «un proceso largo y lento» que ha «culminado bien, salvando dificultades serias» que se han resuelto por «el sacrificio, la entrega y la mentalidad» del espada madrileño.
Y es que José Tomás roza ya la mística. Un pilar de la fe para los devotos taurinos, que se aferran a su toreo buscando la pureza, el clasicismo, el valor... La verdad. Un concepto sin trampa ni cartón que, a menudo, por pura física es sinónimo de cornada. También ese morbo despierta el interés del público. La prueba del algodón, sin salir del mismo Valencia, que le volverá a ver vestido de luces: cinco mil nuevos abonados cobijados en el tirón del único torero, a día de hoy, capaz de llenar él solo cualquier plaza de toros.
«Estamos encantados con una respuesta enorme como la que nos ha dispensado la afición y sólo podemos decir una palabra: «Gracias». Se ha volcado tantísima gente, y nos consta que muchos de los que tienen ya su entrada en la mano han hecho cuanto hiciera falta por acompañar a José Tomás en Valencia el próximo día 23», alabó el apoderado del diestro de Galapagar.
Los empresarios, conscientes de ello, también han buscado la forma de asegurarse su presencia en las respectivas ferias. Es su panacea. Un valor seguro para sus abonos. Pero sólo un puñado de ciudades serán las escogidas. Salvo inclusión de última hora, concretamente, nueve. Ni siquiera una decena de afortunadas. A la visita a la citada ciudad levantina se unirán más tarde Huelva, Bayona, Gijón, Ciudad Real, Valladolid, Linares, Nimes y Barcelona.
Una temporada breve, atípica, más corta incluso de lo en un principio proyectado: unos quince festejos. Citas escogidas con mimo para que el maestro se vuelva a reencontrar consigo mismo y con su público. Un breve aperitivo para lo que debería ser su 2012, ya presente en el circuito de las principales ferias del calendario.
Despedida de La Monumental Esta pequeña toma de contacto –no exenta de alguna que otra rencilla por la caída en el camino de algunas ferias y ganaderías en principio previstas– tendría su punto y final en la Feria de la Merced de Barcelona, fecha en la que José Tomás, según fuentes consultadas por LA RAZÓN, despediría la campaña de su vuelta toreando junto al diestro local Serafín Marín y un tercer espada aún por determinar en la que podría ser, salvo cambios, última corrida de toros en La Monumental de Barcelona, que echaría el cierre definitivamente con dicho festejo.
Pero, hasta entonces, aún quedan muchos naturales, muchas gaoneras, muchos kilómetros y noches en la carretera soñando el toreo bueno, nueve paseíllos y, sobre todo, una inmensa marea humana que seguirá el mínimo parpadeo de su torero, qué digo, de su mito. La afición respira. La Fiesta está muy viva. José Tomás está de vuelta. Al fin, tras el calvario, de nuevo toca disfrutar.
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