Europa

Bruselas

Rajoy convertirá en su primera ley el techo de gasto que exige Europa

«Esto lo hacemos no sólo porque lo diga la UE, sino porque es bueno para España, para su desarrollo económico, la creación de empleo y para empezar a luchar para rebajar la terrible cifra de más de 5 millones de españoles que quieren trabajar y no pueden», sentenció ayer Mariano Rajoy.

Colaboración total: tras siete años distanciados, ahora hablan todos los días
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MADRID- Esto lo hizo después de anunciar que el presidente del Gobierno en funciones, José Luis Rodríguez Zapatero, llevará al Consejo Europeo del próximo viernes, de acuerdo con él, el mensaje de que la primera medida que enviará a las Cortes el nuevo Ejecutivo español será la ley de estabilidad y de techo de gasto para todas las administraciones públicas, que desarrolla la reforma constitucional aprobada en la pasada legislatura. Ésta es una de las demandas del acuerdo franco-alemán. La prioridad de Rajoy es que esta semana quede claro en Europa que España apoya la reforma de los tratados de la UE, el ajuste presupuestario y las sanciones para aquellos países que no cumplan con las nuevas reglas, y que lo hace sin condiciones previas. Esto no quiere decir que el próximo presidente del Gobierno español renuncie a los eurobonos ni tampoco a un fortalecimiento del Banco Central Europeo (BCE), pero cree, según precisó ayer en una conversación informal, que en Europa cada cosa lleva su tiempo, y que ahora lo que toca es sumarse desde el primer momento a la reforma impulsada por el eje franco-alemán. «Europa se hace poco a poco», comentó.

Las conversaciones con el presidente en funciones Rodríguez Zapatero, según aclaró en la conversación con la Prensa, han sido casi a diario en las últimas semanas, por lo que en principio no es necesaria una segunda entrevista en La Moncloa para preparar la histórica cita en Bruselas del viernes. Deja la puerta abierta, eso sí, a una reunión después del Consejo Europeo. De lo dicho por Rajoy se infiere que la posición ya está consensuada y pasa por dar luz verde al pacto Sarkozy-Merkel y por lanzar a bombo y platillo el compromiso de que España es un «país fiable», comprometido con la contención del déficit y de la deuda, y que además hará las reformas necesarias para mejorar su competitividad.

El nuevo gobierno no tirará del freno para que no avance la refundación de Europa bajo la espada de Damocles del ajuste presupuestario, pero Rajoy también cree que, una vez pasado el listón de la decisiva cumbre europea, entonces llegará el momento de insistir más en la demanda de contrapartidas para los países que cumplan con el déficit y para colocar el acento en el problema de la financiación.

Ayer anunció, cuidando la diplomacia, que «trabajará y demandará que se hagan todos los esfuerzos posibles para rescatar la credibilidad en nuestra deuda soberana, para que no haya ninguna duda sobre la misma y, al mismo tiempo, para que fluya el crédito».