Congreso Extraordinario del PSOE

De la «nostalgia» del presidente a las cajas de sus señorías

Zapatero admite tener morriña en sus últimas horas de Congreso

El jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, durante una de sus intervenciones en la última sesión de control al Gobierno de la legislatura
El jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, durante una de sus intervenciones en la última sesión de control al Gobierno de la legislaturalarazon

Madrid- No es Zapatero el único que cuando hoy salga del Congreso cerrará una etapa de su vida política. Hay muchos diputados que como él no volverán a subirse a la tribuna de oradores de la Cámara Baja. Unos por voluntad propia y otros, obligados. Todos recogen estos días sus efectos personales de los despachos. Tal ha sido el aluvión de peticiones de cajas de cartón que los funcionarios se han visto desbordados en el reparto. En el Palacio de San Jerónimo huele a mudanza y a despedida y en el patio se forman corrillos de diputados de distintos grupos que intercambian buenos deseos para el futuro. Todos expresan en alto sus sentimientos de morriña, de cambio, de fin de ciclo. Los del PP especulan sobre sus listas. No saben si repetirán o serán relevados. Pero no se percibe en ninguno de ellos el desánimo y la sensación de derrota que desprende la bancada socialista. Y es que la elaboración de las candidaturas del PSOE se ha convertido en un auténtico drama para muchos. La derrota del 22-M va a llenar el Congreso de cargos orgánicos locales y provinciales que se han colgado descolgados y sin sueldo. Y a algunos veteranos del Parlamento se quedarán fuera. Ya se sabe que en política también la experiencia no siempre es un grado. Miserias de la política que estos días se libran en todas las siglas. Ajeno a todo ello, el secretario general del PSOE, que aún lo es pero no ejerce –Zapatero– reconocía en los pasillos, ante la insistencia de los periodistas por arrancarle una frase sobre su estado de ánimo en su último día en el Parlamento, sentir «nostalgia».
Otros aprovecharon sus últimas intervenciones desde la tribuna para la despedida y el agradecimiento. Los hubo incluso como el veterano socialista asturiano Álvaro Cuesta que aprovecharon para reivindicar el valor de la política y disculparse por las ofensas involuntario: «Me siento muy orgulloso de haber dedicado una parte de mi vida al servicio público, al interés general y al Parlamento. He aprendido mucho de ustedes y de quienes les han precedido, y si en algo les he podido ofender, sin duda de manera involuntaria, les pido disculpas». También se despidieron desde el atril Francesc Canet (ERC), Carmen Quintanilla (PP) y Alejandro Alonso (PSOE). La política también tiene momentos emotivos.