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Comunidad de Madrid

El reloj ya marca las horas

Lorca comienza a retomar el pulso después de superar la fase con más dificultades por la falta de apoyos económicos concretos y realistas

El reloj ya marca las horas
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Murcia- «Reloj no marques las horas porque voy a enloquecer, ella se irá para siempre cuando amanezca otra vez», esta letra del bolero «El Reloj» que popularizó el trío «Los Panchos» sirve a la perfección para esbozar la situación que vive Lorca un año después de que las entrañas de la tierra temblaran.

El reloj de la imagen, perteneciente a la iglesia de San Francisco, vuelve a marcar las horas un año después, desde que quedara paralizado marcando para siempre la hora en la que se produjo el temblor que enterró la Ciudad del Sol en la tragedia y el sufrimiento. Los lugareños todavía recuerdan con cristalina nitidez aquel 11 de mayo de 2011 en el que sus vidas dieron un giro violento e inesperado que produjo unas heridas, físicas y emocionales, que aún no han cicratizado, las primeras por su gravedad y las segundas por su intensidad.

Todo comenzó a las 17:05 horas, cuando la tarde transcurría con normalidad en la capital del Valle del Guadalentín. Los niños salían del colegio con ganas de jugar con sus compañeros, la gente trabajaba y las personas mayores paseaban y se arremolinaban en el vecindario para desprenderse del intenso calor que comenzaba a hacerse presente. Era una estampa habitual hasta que un movimiento sísmico de 4,5 grados en la escala de Richter convirtió las caras de felicidad en rostros de inquietud ante la furia que salió del seno de la tierra. El temblor provocó que los vecinos salieran de sus casas desorientados y coparan la vía pública. Este primer golpe no causó daños estructurales en los edificios, aunque sí provocó pequeños deterioros en cornisas y elementos decorativos, un aspecto que a la postre resultaría fatídico.

Después del susto inicial, la población comenzaba a recuperarse y a templar los nervios después de la ansiedad propia de comprobar como los cimientos de tu vivienda se balancean como si estuvieran siguiendo los pasos de un baile. Justo cuando la tranquilidad volvía a imperar, la tierra hizo acto de presencia con toda su furia. Fue a las 18:47 horas cuando un nuevo terremoto, en esta ocasión de 5,1 grados, agitaba la ciudad con más virulencia que el anterior debido a la superficialidad del epicentro. La potencia del temblor se hizo notar hasta en el Sur de la Comunidad de Madrid y las consecuencias que desencadenó fueron luctuosas. Nueve personas perdieron la vida a causa de los impactos causados por los cascotes de las fachadas de los edificios y otras 324 resultaron heridas de diversa consideración. La consecuencia en la estructura de los edificios fue inmensa y muchos dieron con sus cimientos en el suelo. Lorca había sido víctima de dos terremotos y el tiempo en la ciudad se paró. Rápidamente la actuación de los servicios de emergencias fue vital para evitar un desastre de mayores dimensiones. De esta manera, los efectivos dispusieron varios campamentos por la ciudad para dar cobijo a los damnificados, así como ropa, alimentos, medicinas y tratamiento psicológico.

Pronto se extendió la dimensión de lo acontecido y arrancaron las promesas políticas. Por aquel entonces, habitaba en La Moncloa José Luis Rodríguez Zapatero, el cual visitó Lorca dos días después acompañado de su ministro de Fomento, José Blanco, quienes anunciaron la elaboración y aprobación inminente de un real decreto de apoyo a los damnificados. «Cuando las televisiones se vayan, nosotros seguiremos trabajando aquí», manifestó el por aquél entonces presidente del Gobierno. Con el paso del tiempo, se demostró que la legislación auspiciada por Zapatero para apoyar a Lorca no era más que una maraña jurídica que no recogía ninguna medida de calado y que sirvió para dilatar el asunto hasta la celebración de las elecciones generales mientras que los gobiernos autonómico y municipal pedían un «Plan Prestige» para Lorca.

Sin embargo, todo quedó paralizado hasta que el Partido Popular comenzó a adoptar decisiones al respecto a comienzos de año, por lo que la interinidad del Gobierno socialista consumió ocho meses en los que poco se avanzó respecto a la reconstrucción de la Ciudad del Sol. Por su parte, el PP compactó un Real Decreto que ya está aprobado y tiene por objetivo agilizar el envío de ayudas económicas a los lorquinos. Una cuestión que parece no ser del gusto de los socialistas, habida cuenta de las continuas quejas que trasladan y las plataformas de protesta que han ideado, especialmente en Lorca con la participación activa de miembros locales del PSOE. Por otra parte, al margen de vericuetos políticos, lo que estuvo siempre presente desde el primer día fueron los apoyos altruistas que se canalizan desde la Mesa Solidaria creada por el Ayuntamiento.

 

Lorca, el reto colectivo que afronta la Región
Efe- El presidente de la Región, Ramón Luis Valcárcel, tuvo ayer unas palabras de recuerdo para los lorquinos «en especial para aquellos que perdieron la vida ahora hace un año y, para sus familiares, así como para los centenares de heridos y miles de personas que perdieron sus hogares», al tiempo que señaló que nos debemos sentir «más unidos que nunca y concienciarnos del importante trabajo que nos queda por delante para levantar Lorca». Y es que, según afirmó, «mientras cerramos las heridas de los terremotos y reconstruímos la Lorca del presente, también trabajamos en la del futuro». En este primer aniversario de los terremotos que azotaron la Ciudad del Sol, el presidente matizó que «nuestras miras van mucho más allá de únicamente restañar los estragos causados por los seísmos y, para ello, contamos con un plan de inversiones en el que ya estamos trabajando». En esta línea, Valcárcel señaló que «de los principales y complicados retos colectivos que en estos momentos afronta la Región, la total reconstrucción de Lorca no sólo es el más importante, sino también el que, entre todos los murcianos, vamos a llevar adelante con decisión, esfuerzo y mejores resultados». Por ello, consideró que «la solidaridad con Lorca es mucho más que un deber; es la diferencia entre lo que es justo y arbitrario, entre mirar cómodamente para otro lado o implicarse y demostrar, una vez más, de lo que es capaz la gente de esta Región con quienes más lo necesitan». Tras dejar claro que «no queremos vender esperanzas e ilusiones, sino poder hacerlas realidad tan pronto como las circunstancias nos lo van permitiendo», Valcárcel se comprometió a que la actuación del Gobierno «siempre estará encaminada hacia donde se pueda obtener algo para Lorca».