Acantilado recupera la voz narrativa de Jacob en «Filibuth o el reloj de oro»

Barcelona- Si Picasso o Braque fueron posibles en París, eso se debe también en parte a Max Jacob, escritor, pintor, crítico y muy particular autor
de cartas astrales. Acantilado ha tenido el acierto de recuperar una de las más interesantes obras de este escritor francés, «Filibuth o el reloj de oro». El libro cuenta una historia protagonizada por un reloj de oro que va pasando de mano en mano desde que el abuelo Bastien se hace con él en 1840.
A partir de ese momento, jueces, espías, adolescentes o pintores se convierten en propietarios de la cotizada pieza que, a la par, también realiza su particular viaje por el mundo desde que comienza su andadura en la calle Gabrielle de París, donde vivía el propio Jacob en una situación bastante precaria. El reloj servirá en las páginas del libro para todo tipo de acciones, incluso para una curiosa sesión de hipnosis en Venecia.
La novela se publicó por primera vez en 1923, año en el que Jacob ya era uno de los acólitos del Picasso cubista. Centrado especialmente en la narrativa en ese periodo, pese a ser un muy sobresaliente poeta, en «Filibuth o el reloj de oro» Jacob ofreció lo mejor de sí mismo, construyendo una prosa deliciosa. El libro se inicia con una carta que un tal Odon-Cygne-Dur escribe a Jacob, aunque ese personaje imaginario podría ser interpretado como un trasunto del propio escritor. Por otra parte, parece probable que la novela fuera escrita en una de las etapas de Jacob en la abadía de Sant Benoit sur Loire, a donde se trasladaba para no dejarse influir por la bohemia parisina.