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Brujos furtivos por el Dr Bartolomé BELTRÁN
Ahora la gente se acaba de enterar de que la famosa «planta de las brujas» es el estramonio. Muy utilizado en ritos ancestrales y desde antiguo en mezclas especiales con otras plantas para conseguir los efectos deseados en comunidades, sectas y determinadas tribus. Tiene una cualidad imprescindible para su utilización práctica, me refiero a que es una especie fácil de encontrar con poca necesidad de agua y que aguanta temperaturas extremas en lugares insólitos. Esta variedad mortal genera en España muchas intoxicaciones anuales que se deben a su concentración de atropina. Los consumidores pueden tener dificultades para hablar y desde luego visión borrosa.
El consumo elevado de estramonio provoca distorsiones en la percepción, alucinaciones, agitación y conduce hacia el coma o la muerte. Richard Evans Schultes, considerado el padre de la etnobotánica, viajó por la cuenca del Amazonas, e indagó entre los chamanes de las tribus muchas de estas plantas totalmente desconocidas hasta entonces para la ciencia. No debe sorprendernos lo que aporta la Naturaleza por el camino de las tecnologías farmacéuticas a fin de propiciar beneficios para determinadas disfunciones cardíacas, anestésicas o psicotrópicas. Es el camino ortodoxo de lo más natural para que mediante la investigación sea útil en la prescripción facultativa. Pero, buscar en el mundo vegetal de manera directa el efecto mágico puede llevarnos a situaciones dramáticas en las que caen ingenuos y víctimas de fenómenos sociales complejos, como es la drogadicción furtiva. Seguro.
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