OPINIÓN: Los principios por delante

Me produce un cierto rubor escribir sobre alguien a quien tengo sincero afecto. Y a Mariano Rajoy le conozco desde hace casi veinte años. En este tiempo he aprendido mucho de él. Desde luego, de política, pero aún más sobre cómo comportarse en la vida.

En política, Mariano ha pasado por todas las administraciones, el Gobierno y la oposición. Es previsible, como dice él, y también sensato, fiable. Tiene experiencia y un gran conocimiento de este país. En los últimos años ha visitado más pueblos y ciudades que ningún otro político. Conoce como nadie los problemas de España. Pero yo prefiero destacar sus cualidades personales. Está orgulloso de la educación que ha recibido, y agradecido a quienes se la dieron. Antepone sus principios y valores a cualquier otra cosa. Es cariñoso y cercano con todos, y siempre el primero en estar con quien lo está pasando mal. Confía en sus equipos y hace y deja hacer, porque es una persona equilibrada en todos los aspectos. Escucha, aporta, insinúa y corrige, sí, pero convenciendo. Nunca un mal gesto, una mala palabra.

Mariano Rajoy es la demostración palpable de que en política también se puede ser buena persona, porque siendo un gran político es una gran persona.