Catástrofes y Accidentes

La ira del volcán

Los habitantes de Frontera creían que ya estaban acostumbrados a que la tierra temblara, pero el viernes por la noche comprobaron que no. «Estábamos en casa y, con la sacudida, salimos todos a la calle, muertos de miedo. Fue el peor de todos los terremotos que hemos sentido».

Los burbujeos y piroclastos humeantes dieron paso ayer a columnas de humo y ceniza saliendo del mar
Los burbujeos y piroclastos humeantes dieron paso ayer a columnas de humo y ceniza saliendo del marlarazon

Madrid- Así explicaba ayer Elsa García, una vecina del municipio del norte de El Hierro cómo vivieron, ella y su familia, el seísmo de 4,4 grados, el segundo de esa magnitud esta semana. El terremoto se llegó a sentir en algunas zonas de La Gomera y Tenerife. No acabaron ahí los sustos. «Cayeron piedras y cerraron el túnel de Los Roquillos, pero antes ya empezamos a avisar a los que iban a pasar de que no lo hicieran, que era peligroso». Más tarde, ya en la mañana de ayer «me sacó de la cama otro terremoto». En efecto, por la mañana se registraron seísmos cercanos a los 4 grados.

Las autoridades tomaron algunas medidas preventivas, como cerrar de nuevo el túnel que comunica los dos principales municipios de la isla y cortar puntos de cuatro carreteras, sobre todo a su paso por Frontera. Pero lo peor vino por la tarde. Poco antes de las siete, los pocos vecinos que aún permanecían en La Restinga, un pueblo que ayer «apestaba a azufre», según sus testimonios, sintieron el volcán más cerca que nunca. Del mar comenzaron a salir columnas de vapor con ceniza, según la información del Pevolca (el comité de seguimiento por riesgo volcánico), «de color marrón y de unos cinco metros», de acuerdo con algunos testigos. «Ha sido como un volcán, ya de verdad», comentaban. En apenas una hora, los efectivos de la Unidad Militar de Emergencias sacaron del pueblo a los 250 vecinos que aún permanecían allí.

«Rabia» en la erupción
Para Juan Miguel Padrón, alcalde de El Pinar (ayuntamiento al que pertenece La Restinga), el volcán enseñó «su rabia». Mientras colaboraba en la evacuación, explicaba que las columnas se avistaron «a sólo dos kilómetros de la costa». Por ello, y para evitar «problemas de salud en los ciudadanos», según Padrón, se procedió al desalojo. La mayoría de los evacuados durmieron en residencias, suyas o de familiares, en El Pinar. El resto fue trasladado a la residencia de estudiantes de Valverde, que ya fue su hogar durante el anterior desalojo, entre el 11 y el 21 de octubre.

El Hierro vivió ayer alrededor de 40 seísmos que, según los científicos, pueden intensificarse en las próximas horas.

 

EN ALERTA
El túnel de Los Roquillos, cuya apertura tanto demandaron los herreños, fue cerrado en la noche del viernes por los desprendimientos de rocas.
La Unidad Militar de Emergencias ya tiene montado un campamento con capacidad inicial para 1.200 personas en previsión de desalojos.