Escritores

Nos vende humo por Kathleen Parker

La Razón
La RazónLa Razón

El jefe de gabinete de rostro apagado del candidato conservador Herman Cain se ha echado una calada, ha echado el humo a la cámara y ha provocado un ataque de tos a la clase política. ¿Se le ha atragantado el humo? Más o menos, pero no está echando el humo solamente. Está diciendo: «¿No le gusta que fume? Tosa». El anuncio de Cain es extrañamente divertido y ha resultado ser un bombazo de campaña enormemente exitoso que podría no haber buscado más objetivo que apartar la atención de los medios de los planes fiscales de Rick Perry, cosa que ha hecho. Pero acertó de lleno en el corazón de un enorme segmento de la población, el de los votantes de clase media de cierta edad que casualmente fuman, gran parte de los cuales están hartos de las consignas del Estado niñera. El anuncio triunfa porque la visión de alguien fumando en medio de un anuncio político resulta muy desconcertante. También está aprovechando el extendido resentimiento hacia el Estado intervencionista que castiga sobre todo a los fumadores, presentándolos como parias y condenándolos al ostracismo de las aceras. Los que quieren recuperar este país, en palabras de Block en su anuncio del cigarrillo, podrían muy bien haber encontrado un espíritu afín en Cain, cuyo raquítico personal de campaña parece de pronto la mina de las ideas de oro.

Kathleen Parker
Columnista de «The Washington Post»