Estreno
«Tengo algo que deciros»: Confesiones entre plato y plato
Director: Ferzan Ozpetek. Guión: F. Ozpetek e Ivan Cotroneo. Intérpretes: Riccardo Scamarcio, Nicole Grimaudo y Alessandro Preziosi. Duración: 110 minutos. Italia, 2010. Tragicomedia.
Le ha pillado muy bien el punto Ozpetek, que además es de origen turco, a los espectadores italianos, que suelen responder mejor que bien a sus comedias: «Hamam: el baño turco», «El último harén», «El hada ignorante», películas casi todas de corte ligero, evanescente, que suelen vertebrarse alrededor del tema de la sexualidad o la convivencia de culturas distintas. De nuevo, el cineasta opta por la primera opción y coloca la cámara frente a una adinerada familia cuyo patriarca recibe con desagrado la noticia de que uno de sus hijos es gay durante una cena de reencuentros (pregunta: ¿cuántas películas ha visto que arranquen con una confesión, o varias, al calor de un pavo relleno que luego no se come nadie?). Lastrados ellos mismos por los secretos (y los tópicos), cada integrante del clan encara la nueva situación como puede y quiere. Entre ellos destaca la abuela diabética del protagonista, que intenta olvidar una pena amorosa comiendo pasteles. Entretenida a ratos pero desigual, «Tengo algo que deciros» (del original «Mine vaganti», «Minas errantes», lo que son las cosas) cierra el círculo igual que lo ha empezado, con una celebración, ahora gozosa pero irreal. Eso sí: un baile parece siempre más animado cuando la canción que suena es napolitana.
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