España

Carta a miguel ángel 15 años después por Manuel Durán

Carta a miguel ángel 15 años después por Manuel Durán
Carta a miguel ángel 15 años después por Manuel Duránlarazon

Querido compañero y amigo Miguel Ángel Blanco: Tal día como hoy, hace ahora justo quince años, ahogaba mis lágrimas entre una hoja de papel a la que intentaba dar sentido, ordenando las sensaciones que se agolpaban en mi cabeza y en la de millones de españoles de bien. Se trababa de la madrugada del día 13 de julio de 1997, cuando siendo concejal de PP de Ermua, fallecías como consecuencia de dos disparos en la cabeza ejecutados por unos asesinos de ETA. Fuiste secuestrado para poner a España y a sus instituciones de rodillas, para demostrar nuestras debilidades, y para echarle un pulso al Estado, convencidos los asesinos etarras de que no existía la fortaleza democrática necesaria para aguantar semejante chantaje.

Evidentemente, se equivocaron.
Lo verdaderamente penoso y triste de aquellos días de locura y barbarie fue, que a ti, querido Miguel Ángel, te segaron la vida. Te arrancaron el bien más valioso que tiene el ser humano, y demostraron que, como decía Thomas Hobbes, parafraseando a los clásicos latinos, «el hombre es lobo para el hombre». Aquel día mataron a un concejal, y nació un ideal, un espíritu de libertad, un mensaje de esperanza para toda España.

Me gustaría contarte que, tal y como en la carta que te envié hace 15 años ya te advertía, los partidos nacionalistas que mostraron su repulsa, se dieron cuenta que habría un antes y un después de tu asesinato. La reacción en los meses posteriores, una vez pasada la conmoción general, fue la de contraatacar con la ruptura de la Mesa de Ajuria Enea, mediante la firma del Pacto de Estella, dónde estuvo todo el nacionalismo vasco, incluida ETA y su brazo político Herri Batasuna. En ese pacto como te puedes imaginar, se volvían a los posicionamientos vergonzosos y a la perversión del lenguaje que tan bien sabe utilizar el nacionalismo, llamando paz a la rendición, derechos humanos al tiro en la nuca, terrorismo de estado al Estado de Derecho y soberanía a la imposición por la fuerza de la locura de unos cuantos. Este pacto dio paso, como consecuencia obligada, a una nueva tregua-trampa de ETA, que acabó como acaban siempre las treguas de los asesinos.

La banda terrorista entró en un túnel sin retorno, dónde cada paso que daba le llevaba a constatar que la sociedad civil estaba fuerte, y que el Gobierno de José María Aznar nos les iba a dar más oportunidades. Surgieron movimientos como el Foro de Ermua, para exigir el fin de la violencia, y la desaparición de los terroristas, y sucedió un acontecimiento político a finales del año 2000 que imprimió un salto cualitativo a la lucha contraterrorista. En esa fecha, se firmó entre los dos grandes partidos el llamado «Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo», y que se hizo a propuesta del PSOE. Este pacto en esencia venía a recoger la imposibilidad de pagar un precio político por el abandono de las armas, y a su vez, sellaba la lealtad absoluta en materia antiterrorista entre PP y PSOE. El pacto funcionó bien, se ilegalizó Herri Batasuna y sus «marcas blancas», se empezó a estrangular el círculo financiero-político-asesinato, y se acabó con la Kale Borroka, eso que llamaban «terrorismo de baja intensidad», y que para que todos nos entiendan consistía en quemar un autobús en plena calle de San Sebastián, y que lo pagáramos todos los ciudadanos como si de una caja de aspirinas se tratara.

Me da cierta vergüenza contarte lo que con el paso de los años nos fuimos enterando los españoles, y es que a la misma vez que se proponía y se firmaba el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, el PSOE tenía abierta líneas directas de negociación con ETA, para hacer todo lo contrario de lo que propugnaba en el pacto firmado con el gobierno del PP.

En el año 2004 el Partido Socialista ganó las elecciones generales, aunque aquí tampoco me voy a extender demasiado en explicaciones, porque podría ser objeto de otra carta como ésta, y además estaría muy relacionada con el tema que nos ocupa. Pero en esencia te diré, que accedió al gobierno un presidente llamado José Luis Rodríguez Zapatero, el mismo que siendo secretario general de su partido había propuesto la firma del pacto, y el mismo que había dado las instrucciones de negociar de espaldas al Gobierno de la Nación con la banda de asesinos.
Querido Miguel Ángel, ya puedes imaginar lo que vino después. Se aprobó por el Parlamento una «autorización» para negociar sin condiciones con ETA. El etarra Otegui se convirtió en un «hombre de paz», algunos mandos policiales avisaban, «supuestamente», a los etarras de que les estaban investigando por las redes de extorsión y recaudación para alimentar a la organización terrorista. La Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) se convirtió en un estorbo para Zapatero, porque reclamaba justicia, y porque decía que no se podían poner al mismo nivel a las víctimas y a los verdugos. Se celebraron grandes manifestaciones en toda España, con millones de ciudadanos en las calles y de nuevo se volvió a recuperar el espíritu ciudadano que reclamaba Dignidad y Justicia, simplemente eso y nada menos que eso.

En enero del año pasado hubo una declaración de alto el fuego «permanente, de carácter general e internacionalmente verificable». Y de nuevo aquí, admirado amigo Miguel Ángel, no sé qué decirte. Se le siguió el juego a ETA, internacionalizando el proceso, dándole voz en las instituciones europeas, como si de un conflicto de colonización se tratara, y se formó un grupo de mediación internacional que nadie sabe quien ha nombrado, ni de dónde cobran, ni a quién defienden, porque Zapatero y Rubalcaba decían no saber nada. Y hace unos días, el Tribunal Constitucional ha dictado una sentencia años esperada (no así su resultado) en la que viene a decir que los mismos etarras de siempre, diciendo lo mismo de siempre, ahora ya no son etarras, y que por lo tanto, pueden volver a presentarse a unas elecciones vascas. No te puedo asegurar que es lo que va a pasar a corto plazo, pero las encuestas dicen que los proetarras pueden ganar las elecciones, y en cualquier caso, la vía soberanista encontraría continuidad en el plan diseñado por los gurús ¿internacionales?, que consiste en autodeterminación y decisión solamente en el ámbito de Euskadi, es decir, que tu padre que es de Orense a lo mejor no puede decidir sobre lo que vaya a ser de las provincias vascongadas españolas, a pesar de llevar más de 40 años viviendo allí.

Pero en fin, querido amigo, ya me voy despidiendo, no sin antes decirte que anteayer vivimos un día de actos en memoria a tu legado político. Has hecho más por la libertad, por la dignidad, por la justicia y por España que muchos que habían juramentado defenderla y protegerla. Para mi sigues siendo un referente, alguien a quién no olvido, y sé que este sentimiento personal inunda el corazón de millones de españoles. Como final de esta carta quiero que sepas dos cosas: la primera ya te la dije en la misiva anterior, y es que dónde tú estás nunca más te vas a encontrar con etarras, simplemente porque los asesinos no pueden acompañar a la gente de bien. Y la otra, es que puedes tener la seguridad, que con tu asesinato encendieron los etarras la cuenta atrás de su desaparición. Ellos te mataron por Euskal Herria, tú distes la vida por España. No te olvidamos.

 

Manuel Durán
Concejal del Ayuntamiento de Murcia