Artistas
No debería valer todo
De viernes a domingo de Pentecostés, Onda Cero realiza todos sus programas nacionales en El Rocío desde hace bastante tiempo. Me incorporé el jueves a la cena de llegada que ofrece siempre uno de los patrocinadores, la Denominación de Origen de los vinos de La Palma del Condado, por cierto, estupendos. Como siempre pasa, tuvimos que pasar por la casa de Enrique, de las bodegas Barón de Sanlúcar, que siempre se rodea de exquisiteces, Por supuesto que no faltaron las preceptivas sevillanas. Empecé el viernes como se debe hacer, misa emocionante ante la Virgen y al trabajo. Por cierto, allí me enseñaron la portada de «El Jueves», verdaderamente me sentí dolido, ese toro entre carcajadas mirando a Ortega Cano con un volante incrustado en el pecho y la leyenda «¿a que jode?» me parece durísimo. Se puede ser antitaurino, no se le puede tener simpatía a José Ortega, pero esto ni es humor negro ni es libertad de expresión. Lo dicho, que no debería valer todo. Al hilo de este acontecimiento, recordé los muchos años que compartí casa en El Rocío con Rocío Jurado y Ortega Cano, siempre dejaban para el año siguiente hacer el camino, los compromisos artísticos y taurinos de la pareja lo hacían imposible, pero nunca faltaron a la cita con la Señora. La casa de la calle Princesa Sofía 32 se llenaba de amigos y Rocío, con su generosidad, cantaba las noches enteras y, por supuesto, en la misa del domingo que se celebra en este mismo lugar. Oírla cantar era un incuestionable motivo de emoción, y así lo hizo hasta el último año que vivió, que disfrutó a tope por todos los lugares que fue, como si supiera que era su último Rocío. Al año siguiente, mientras en la parada de Triana se cantaban coplas en su honor, murió. Desde entonces, seguro que hace todos los caminos de todas las hermandades y le canta a cada simpecado, y siempre a su Blanca Paloma.
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