Crisis del PSOE
En plena turbulencia
En el argot de la navegación aérea suele decirse que las ráfagas de viento caliente provocan las peores turbulencias. El Gobierno está de pleno metido en una de ellas. Conforme avanzan los días crecen incógnitas y contradicciones en el conflicto de los controladores. Entre el mutismo de los citados judicialmente y las opiniones que cuestionan las decisiones adoptadas Mariano Rajoy tuvo una de sus intervenciones más brillantes en el Congreso. Tirar de hemeroteca le fue muy rentable.
Desencajados los rostros de Rubalcaba y Pepe Blanco, ante el aguijón de las palabras contra el entonces ministro de Fomento, Rafael Arias Salgado, el líder del PP maneja la situación con mucha destreza. La homologación de los militares, paralizada por Defensa ante el temor de una fuga hacia la aviación civil, mucho mejor retribuida, y el polémico Estado de Alarma, cada vez más en entredicho, ofrece una buena baza política a Rajoy. Lo reconocen, incluso, sus más ardiente críticos.
Al margen de la espantada censurable de los controladores, lo cierto es que el Gobierno socialista lleva con esta losa desde su llegada al poder. Ni la lenguaraz Maleni, ni el altivo Pepe Blanco, movieron ficha para combatirla.
Actuar ahora con un alarde de mando, puñetazo en la mesa, y alusiones al desparpajo chulesco del colectivo puede darles un primer balón de oxígeno en horas bajas. Pero también, a la larga, volverse en contra. Como dijo el sabio Marañón, menos proclamar la libertad de volar, y más dar alas para poder hacerlo.
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