San Javier
Acueducto en el desierto
Un acueducto por amor. Cuando la ciudad mexicana de Querétaro carecía de un eficaz y saludable servicio de agua potable, Juan Antonio de Urrutia y Arana, un marqués de la zona, mandó construir un acueducto que abasteciese de agua a la población. No sólo puso la mayor parte del capital, sino que él mismo trabajó en su construcción junto con docenas de trabajadores. Aunque su obra era para satisfacer a unas monjas capuchinas, cuenta la leyenda que Juan Antonio estaba enamorado de una de las monjas y por eso gastó una inmensa fortuna en la construcción de este acueducto. 270 años después de su construcción, el acueducto empezó a sufrir una sobreexplotación debido al aumento progresivo de la población, lo que puso en duda la capacidad de abastecimiento de agua a la ciudad. La racionalización del consumo de este bien fundamental y la reutilización de aguas tratadas fueron algunas de las primeras medidas tomadas. Pero fue en 2007 cuando el Gobierno adjudicó la construcción del «Acueducto II», un gran proyecto hidráulico, a FCC y su filial para la gestión de agua, Aqualia, en el que también participó la empresa local ICA, la mayor constructora de México. Así, este acueducto se convertía en el mayor proyecto hidráulico realizado en el país desde 1738. Un reto nada fácil, que consistía en llevar agua a través de 120 kilómetros, del noroeste al suroeste al país, la misma distancia que recorren muchos granadinos para darse un baño en la costa malagueña cada agosto. La ciudad mexicana de Querétaro se ha convertido a lo largo de estos últimos años en el primer destino turístico sin playa del país. Situada en el centro del país azteca, esta urbe es una zona con pocos recursos hídricos debido al clima seco que le caracteriza, algo que ponía en peligro el crecimiento de la industria y del turismo de la zona.
Pero ahora, después de 42 meses de construcción, el acueducto se ha hecho realidad. No sólo se trata de una conducción, el proyecto abarca la construcción y explotación del sistema de bombeo, conducción, potabilización y distribución de agua potable de los manantiales del Infiernillo, localizados en el cauce del río Moctezuma, a la ciudad de Santiago de Querétaro.
EL RECORRIDO
Esta «gran tubería», hecha de hormigón, consta a lo largo de su trayectoria de una presa derivadora para captar las aguas del manantial, dos plantas de bombeo, un túnel de alrededor de cinco kilómetros para salvar los espolones de la sierra de «El Doctor», un bordo de seguridad para almacenar 400.000 m3 de agua cruda, una planta potabilizadora con una capacidad de 1.500 litros por segundo, así como cuatro tanques de reserva para contener hasta 50.000 m3 de agua potable, para ser vertidos al sistema de distribución. El Acueducto II garantizará el agua potable para los queretanos durante los próximos 30 años.
El nuevo acueducto se divide en dos tramos. El primero, de impulsión, atraviesa 24 kilómetros de abrupta orografía, desde los manantiales del Infiernillo hasta el depósito de agua bruta de San Javier, donde llega tras pasar por un túnel de tres kilómetros que atraviesa la sierra «El Doctor», una serranía muy conocida por su riqueza en minerales. Al final del tramo de impulsión se encuentran las reservas de agua bruta y una planta potabilizadora.
El siguiente tramo, el de gravedad, recorrerá unos 90 kilómetros desde la planta potabilizadora hasta el tanque de reserva de agua potable de San José el Alto, con capacidad de almacenamiento de 50.000 m3, la suma de 20 piscinas olímpicas juntas, y posibilidad de hasta 200.000 m3 de reserva prevista, que conecta con el sistema de distribución de agua potable de la zona metropolitana de la ciudad de Querétaro denominada «Acuaférico», en las inmediaciones de San Pedro Peñuelas.
Esta obra resultaba imprescindible para el desarrollo social y económico de la ciudad. Su objetivo principal, además de captar y distribuir 55.000 millones de litros de agua al año, es recuperar los recursos naturales y el acuífero del Valle de Querétaro.
MEDIOAMBIENTAL
La realización del proyecto Acueducto II se inscribe dentro de los objetivos de desarrollo definido por el Estado, con la finalidad de garantizar la sostenibilidad en el suministro de agua potable de la región. Las obras de captación del Sistema Acueducto II garantizarán la recuperación y preservación de los recursos naturales de la zona, potenciando sus valores medioambientales.
A pesar de la magnitud de la construcción, las obras apenas han dejado una discreta cicatriz visible en el terrero silvestre por el que cruza el acueducto. De hecho, la decisión de hacer subterráneo el tendido de tubería a lo largo de casi la totalidad de sus kilómetros ha evitado alterar visualmente el paisaje, así como interrumpir el tránsito de la población o de la fauna vecina. La colocación del material, especialmente en la construcción de los caminos de acceso y el túnel, implica de manera inevitable cubrir con tierra y rocas los terrenos colindantes, especialmente en zonas montañosas. Por esa razón, un grupo de biólogos se desplazó hasta la zona para ubicar plantas de especial importancia, como la biznaga o la palma berlandier, que, por su antigüedad o riesgo de extinción, debían ser reubicadas en otros lugares a salvo. Además, se ha creado un vivero para renovar las especies tanto cactáceas como forestales, con las que habrá que renovar la flora local. Esta visión medioambiental en la construcción y gestión de infraestructuras está también presente en diferentes proyectos en otros países centroamericanos, donde el grupo de Servicios Ciudadanos desarrolla su trabajo.
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