Literatura

Argentina

Familiares amigos y admiradores dan el último adiós a Ernesto Sabato

Familiares, amigos y admiradores de Ernesto Sabato despidieron hoy los restos del escritor argentino fallecido este sábado a los 99 años, con una ceremonia en un cementerio privado a las afueras de Buenos Aires.

El sepelio de quien en 1984 fuera galardonado con el Premio Cervantes, que iba a concluir en la noche de este sábado, finalmente continuó hoy por decisión de la familia del escritor y ante la innumerable cantidad de gente que se acercó para dar su último adiós a esta figura icónica de la literatura argentina.

El velatorio se llevó a cabo en el club Defensores de Santos Lugares, al que Ernesto Sabato concurría a tomar café y a jugar al dominó con sus vecinos.

La decisión de velar sus restos en esta institución social y deportiva fue adoptada por Mario Sabato, hijo del escritor, quien admitió que simplemente cumplió un deseo de su padre.

El autor de "El túnel", "Sobre héroes y tumbas"y "Abaddón el exterminador", entre otras, murió este sábado en su casa de la localidad bonaerense de Santos Lugares, en la que residió en los últimos 50 años.

Debido a su ceguera, Sabato vivía prácticamente recluido en su hogar y se había visto obligado en los últimos años a abandonar sus dos principales pasiones, la lectura y la escritura.

Elvira González Fraga, la mujer que le acompañó desde que el autor enviudó, en 1998, comentó que el escritor sufrió en el último tiempo una bronquitis que le complicó su ya debilitado estado de salud.

Tras despedir sus restos en el club barrial, Ricardo Alfonsín, candidato presidencial por la Unión Cívica Radical en los comicios de octubre próximo, consideró que con la muerte de Sábato "se fue el más grande".

Alfonsín destacó además el "compromiso con la justicia, la democracia y los derechos humanos"de Sábato y resaltó que el escritor será recordado como una "referencia ética fundamental".

"Sabato siempre será relacionado con la democracia porque dio un ejemplo de compromiso con ella y con los derechos humanos", sostuvo al aludir al papel que el escritor desempeñó en 1984 como titular de la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (Conadep), durante la presidencia de su padre, Raúl Alfonsín.

La Conadep redactó el informe "Nunca más", una obra clave que relató los horrores de la última dictadura militar (1976-1983) y fue la base de muchos de los juicios contra los represores del régimen de facto.

La dirigente política y escritora Graciela Fernández Meijide, quien integró la Conadep, destacó hoy el "coraje"de Sabato al "meterse a investigar los crímenes del terrorismo de Estado".

"Trabajaba 18 horas y se indignaba cuando averiguaba los horrores de la dictadura", comentó Fernández Meijide antes de valorar esa misión "en momentos en que nadie sabía si los militares podían volver a asaltar el poder".

Pese al pedido en contrario hecho por Mario Sabato, numerosas coronas de flores fueron enviadas al club Defensores de Santos Lugares, entre ellas las de la presidenta argentina, Cristina Fernández, la Secretaría de Cultura y la embajada de España.

Concluido el sepelio, una larga caravana de autos acompañó al cortejo fúnebre que trasladó los restos del escritor al cementerio Jardín de Paz, en la localidad bonaerense de Pilar, donde fueron inhumados en una jornada lluviosa y destemplada.

Como tenían previsto para celebrar los 100 años del autor, que se cumplirían el 24 de junio próximo, los organizadores de la Feria del Libro de Buenos Aires confirmaron que hoy homenajearán al escritor en un acto en el que se prevé la presencia de Mario Sábato.

Ernesto Sabato nació en la localidad bonaerense de Rojas el 24 de junio de 1911 y siempre admitió que "el arte"le salvó del suicidio.

La fama internacional le llegó en 1961 con la novela "Sobre héroes y tumbas", y su consagración en 1974 con "Abaddón el exterminador", que fue premiada en Francia.

Esas dos obras completaron una trilogía junto a su primera novela "El túnel"(1948), que, desvalorizada en su día en Argentina, "maravilló"al novelista francés Albert Camus.

En 2007 fue propuesto como candidato al Nobel de Literatura, aunque el reconocimiento más emotivo de su vida le llegó tres años antes, cuando fue homenajeado con reiteradas ovaciones durante el III Congreso de la Lengua en la ciudad argentina de Rosario.