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Ilusión cero por Oché Cortés

La Razón
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Si digo que tengo los cromos del Madrid en blanco y negro, no exagero. Al contrario que muchos de mis compañeros de profesión, que no dicen de qué equipo son hinchas, yo lo confieso sin complejos: soy más del Real Madrid que Santiago Bernabéu. Así que me emociono cuando cada minuto siete, la grada le canta a Juanito, no puedo dejar de ver a Zidane marcando de volea, soy por generación de la Quinta del Buitre y siempre he soñado con Raúl regresando a la Selección en esta Eurocopa. Así que nadie puede dudar de mi color. Basta con decir que, cuando era chico, hice a mis padres recorrer Málaga, hasta que conseguí la camiseta negra de Betancort y que mi madre me cosiera el escudo en aquella tela que significaba jugar con Calpe, De Felipe, Sanchís, Pirri, Zoco, Amancio, Velazquez, Gento y Serena cuando lo ponían y Grosso cuando le apetecía. Y soy del Madrid porque estos tipos eran unos señores. Y también lo han sido Del Bosque, Miguel Angel, García Remòn y un montón más que no caben en la columna. Así que cuando vi a los niñatos de hoy ganar la Liga, no me dio ni frío ni calor. Porque no entiendo cómo un profesional que gana noventa del ala con lo que está cayendo, se comporta como un imbécil. Y junto a él, una columna de ignorantes vestidos de corto con nombre y apellidos. Pero, ¿a qué mente simple se le ocurrió que en el Real Madrid podrían jugar tuercebotas del calibre de Coentrao, Sahin, Altihntop o Kedhira, que todavía no saben donde está el campo? Y no digo nada de seres del calibre de Pepe, porque me reservo el final para Mourihno. Vaya pieza, el tío. En el pasado, la ruina del Barça fueron los holandeses. La del Madrid habla portugués. Así que ilusión cero, como es normal. Que haya alivio y sálvese el que pueda.