África

Argelia

Al Qaeda del Magreb vuelve a secuestrar a cooperantes españoles

Una célula islamista secuestra a tres cooperantes en los campos de refugiados saharauis de Tinduf. El Gobierno afronta por primera vez la negociación de dos raptos de voluntarios en África, tras la captura de dos mujeres en Kenia

Imágen de archivo de un campamento de refugiados en el Sáhara Occidental
Imágen de archivo de un campamento de refugiados en el Sáhara Occidentallarazon

Ainhoa Fernández de Rincón, de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Extremadura, fue secuestrada ayer en Argelia junto a otros dos cooperantes, el también español Enrique Gonyalons y la italiana Rosella Urru. Hace sólo dos semanas, tras la captura de otras dos españolas de Médicos Sin Fronteras (MSF) en un campo de refugiados en Kenia, esta joven abogada escribió en su página de Facebook que los cooperantes son un tesoro que hay que cuidar porque son «gente comprometida con un mundo más justo». No han pasado ni quince días y ahora el Gobierno español se enfrenta por primera vez, a la gestión de un doble secuestro en África.

El de ayer es el primer secuestro que se produce en los campos de refugiados de saharauis en Tinduf (Sahara argelino) en más de 30 años de existencia. Aunque aún no ha habido reivindicación alguna, fuentes del Frente Polisario y de la Seguridad de Mauritania atribuyen a Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI) el ataque que se produjo al filo de la medianoche del sábado en el Centro de Recepción de Rabuni. Se trata del mismo grupo que mantuvo como rehenes durante nueve meses a los voluntarios de Acción Solidaria hasta agosto del año pasado. Los asaltantes, vestidos de uniforme y llegados de Mali en un todoterreno, irrumpieron en el complejo de viviendas, que en este momento acoge a unos veinte cooperantes, y se llevaron por la fuerza a los tres occidentales.

Según declaró la activista Edi Escobar a LA RAZÓN, a Ainhoa le dio tiempo «a llamar por teléfono a unos compañeros del Centro de Oftalmología que habían ido a tomar un té a un lugar cercano». La española les habría alertado al grito de «¡nos están asaltando!, ¡nos están asaltando!».

Según dijo a Efe uno de los que acudió tras la llamada, Hamudi Mojtar, él pudo ver «cómo se llevaban arrastrando a la chica española mientras ella se resistía». El intercambio de fuego con los guardias de seguridad del complejo dejó casquillos de bala en el suelo y manchas de sangre, que al parecer corresponden a Enric Gonyalons, herido en la refriega, y que se encontraba leyendo en su habitación. Además del cooperante de la ONG Mundobat, también fue alcanzado por los disparos uno de los saharauis que servía de chófer a los voluntarios. La italiana Rosella Urru se encontraba a solas en su habitación del módulo 1 tras haber cenado con unos compañeros.

El delegado de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) en España, Bucharaya Beyun, señaló a este periódico que tras la incursión terrorista «rápidamente se activó la alarma y comenzó la operación de contactos además del seguimiento de los atacantes». Según Beyun, al cierre de esta edición la calma había vuelto a la zona y los cerca de 150 voluntarios en Tinduf permanecían «tranquilos». Sin embargo, el delegado del Polisario reconoció que lo ocurrido debe servir de lección «para los saharauis y para los cooperantes, tan reacios a la seguridad. El terrorismo ya no tiene fronteras».

Mientras, las fuerzas del Frente Polisario que siguen a los dos vehículos de los islamistas (un segundo todoterreno de vigilancia se unió después del ataque) están tratando de que no logren cruzar a Mali para esconderse. Más de 2.000 kilómetros les separan de la zona que se ha convertido en una madriguera segura para las células de AQMI que operan en el Magreb. Según los últimos datos ofrecidos por Ep, un total de seis vehículos del Polisario, «fuertemente armados», y un helicóptero argelino persiguieron en el interior de Mauritania a los todoterreno que transportan a los cooperantes, y que parece dirigirse a Mali.

Precisamente al norte de Mali fueron trasladados los tres españoles de Acción Solidaria que fueron secuestrados mientras atravesaban Mauritania en una caravana. Esta misma franquicia de Al Qaeda logró mantenerlos retenidos durante nueve meses, hasta el 23 de agosto del año pasado, aunque a la única mujer del grupo, Alicia Gámez, la pusieron en libertad cinco meses antes. La negociación entre el Gobierno español y los islamistas puso final al largo cautiverio pese a que reforzó la idea extendida de que los ciudadanos españoles son un negocio lucrativo, según afirman los expertos.