España

Una UCI sin lágrimas

La unidad del Hospital Niño Jesús permite a los padres pasar las 24 horas del día con sus hijos. Su máxima, «no permitir que los niños sufran dolor»

La hepatitis infantil de origen desconocido se ha registrado en niños de entre el mes y los 16 años de edad | Fotografía de archivo
La hepatitis infantil de origen desconocido se ha registrado en niños de entre el mes y los 16 años de edad | Fotografía de archivolarazon

MADRID- Son las 9:00 horas. Médicos y enfermeras de la UCI pediátrica se citan en la primera reunión de la mañana. No han dormido. Han pasado la noche examinando los casos más graves y es el momento de ponerlos en común. Hablan de un chico que sufre epilepsia. «Le fue diagnosticada a los 7 años», apunta uno de los facultativos. Tienen que colocarle unos electrodos para saber con certeza cuál es la parte de su cerebro que permanece alterada. El diagnóstico ha de ser muy preciso: puede orientar a los cirujanos sobre cuál es la zona a extraer en una nueva operación.

No muy lejos de allí, a las 10:30 horas, otro grupo de médicos tratan a un paciente, si bien no de carne y hueso: un sofisticado muñeco a imagen y semejanza de un bebé. Aunque se trata de un curso de urgencias, la simulación no puede ser más real: la respiración del pequeño baja y sube, sus pupilas se dilatan... ¿La premisa? Es un niño asmático al que sus abuelos han dado de beber leche de vaca, pese a ser alérgico. Los médicos pueden encontrarse casos graves como éste apenas una o dos veces al año, por lo que tienen que entrenarse. «¡Este niño se está poniendo mal... ¿Han avisado a los abuelos?», pregunta la monitora a los médicos, que finalmente logran reanimarlo. Al mismo tiempo, en plena UCI se da un caso –este sí– muy real. Josefina, de 35 años, no se separa de Ariadna, de poco más de siete meses. Cuenta que en otro centro diagnosticaron a su pequeña bronquilitis, cuando en realidad se trataba de tosferina. Se le entrecorta la voz. «Vino muy mal y no daban ni un duro por ella. Cuatro de cada cinco niños se mueren por este tipo de tosferina», recuerda. Sin embargo, tanto Josefina como Ariadna están en buenas manos. «No sólo están cuidando del niño; también cuidan a los papás y mamás. Y mucho».

Una pared llena de fotos de niños ilumina el pasillo de la UCI pediátrica del Hospital Niño Jesús de Madrid, a la que acuden aquellos con riesgo de morir o que pueden empeorar peligrosamente. Sus pequeños protagonistas suelen regresar uno o dos años más tarde para agradecer a los médicos haberles salvado la vida. Hablamos del centro infantil más antiguo de España. «Y el segundo de Europa», recuerda el doctor Juan Casado, jefe de la UCI. «Aquí nació la pediatría en España. Eran médicos de medicina general que empezaron a dedicarse a la pediatría». Así era en 1877, año de su fundación. Y así ocurre hoy. Acogen alrededor de 800 pacientes al año –por urgencias pasan cerca de 90.000 pequeños–. Y su mortalidad es muy baja: apenas un 2 por ciento.

La UCI es una referencia a nivel mundial. ¿Su secreto? Siguen dos normas. La primera, no permitir «que los niños sufran dolor». De ahí que, entre sus grandes activos, brinden a los padres la posibilidad de pasar 24 horas con los pequeños. «El dolor no es sólo físico, sino psicológico: los niños pueden sentirse solos y abandonados. Podemos darles medicación, practicarles cirugía... pero con eso no cubres todo el afecto», dice Casado. Por eso, los padres los acompañan constantemente. Está demostrado: «Cuando a los niños se los acaricia y se los arrulla, el dolor disminuye. Tiene un efecto curativo». Pero, como dice el doctor, el dolor también es físico. Su unidad de sedación se encarga no sólo de eliminarlo: borra el «recuerdo» del dolor. Más claro aún: «Los niños no pueden llorar por norma».

El dato
90.000 pacientes pasan por el servicio de Urgencias del Hospital Niño Jesús de Madrid todos los años.

 

Investigar para el paciente
- Los centros y universidades que realizan investigación médica piensan en los beneficios que pueden otorgar a los pacientes. Pero éstos no están presentes in situ en su investigación.
- Algo así ocurre en el Hospital Niño Jesús, donde hay ahora dos proyectos en desarrollo.
- «La investigación empieza en los pacientes y está dirigida a ellos», dice Manuel Ramírez Orellana, responsable del laboratorio de oncohematología. «Es la ventaja de tener la investigación y el hospital puerta con puerta», añade.