Ginebra
España recupera competitividad pero se despeña en estabilidad
España ha recuperado competitividad en el contexto mundial, pero ha sufrido un importante debilitamiento de su estabilidad macroeconómica, según los datos del último informe anual sobre Competitividad Global del Foro Económico Mundial (FEM).
El informe, presentado hoy en Ginebra, sitúa a España en el puesto número 36 en una lista de 142, cuya competitividad se evalúa teniendo en cuenta un alto número de variables económicas.
España está en el entorno de países como Kuwait, Puerto Rico, Bahrein o Tailandia, muy lejos de los países más competitivos de una lista que lidera Suiza, seguido de Singapur, Suecia, Finlandia, EEUU, Alemania, Holanda, Dinamarca, Japón y el Reino Unido.
No obstante, el FEM destacó que España "ha recuperado parte del terreno perdido", ya que en el informe del año pasado figuraba en el puesto número 42, al que se desplomó tras la crisis iniciada en el periodo 2008-2009 tras haberse situado en el puesto 29.
El informe explica que el progreso de la competitividad española "se puede atribuir a las ligeras mejoras en diversas áreas, así como a un deterioro en la competitividad de otras economías que previamente estaban por delante de la economía de España".
"Pese a una floja recuperación económica y a un importante debilitamiento de su estabilidad macroeconómica (cayendo del puesto 66 al 84), el país ha conseguido mejorar sus resultados gracias a un mayor uso de la tecnología de la información (del 29 al 24) y a su fortaleza inversora en investigación y desarrollo, así como a una mejora de la capacidad innovadora", señala el FEM.
El Foro Económico Mundial considera que cimentar estos factores será "crucial"para una futura recuperación, sin olvidar que España ha de afrontar una "muy necesaria transformación económica".
En líneas generales, según este informe, la competitividad española se ve obstaculizada por sus desequilibrios macroeconómicos, especialmente "un muy alto y creciente déficit público, un alto nivel de deuda pública y un periodo duradero de escaso ahorro".
Esto ha causado "un alto grado de angustia en sus mercados financieros y está asfixiando el acceso a los recursos financieros, tanto en inversión de capital como en acceso al crédito, lo que pone en riesgo los futuros planes de inversión".
El FEM urge por tanto a España a reducir el déficit y a adoptar las reformas necesarias para impulsar el crecimiento, y considera "preocupante"la rigidez del mercado laboral español y la falta de equilibrio entre salarios y competitividad en la última década.
Esta organización hace hincapié también en las deficiencias del sistema educativo español, pese a que España figura en sus estadísticas en el tercer puesto en términos de escolarización en el nivel secundario y en el decimoctavo en el nivel universitario.
Este sistema, dice el FEM, "no logra dotar a un amplio espectro de la población con las habilidades necesarias para participar en una economía dominada de manera creciente por el conocimiento".
"Hacer frente a estas debilidades estructurales e impulsar los esfuerzos en el terreno de la innovación será crucial para el crecimiento sostenible"de una economía que el FEM sitúa en el puesto 13 en tamaño y en el 12 en calidad de infraestructuras.
El Foro enmarca la situación "en la serie de desafíos que han tenido que afrontar las economías europeas en los últimos años".
"Después de capear las significativas dificultades de la crisis económica global, la incipiente recuperación se ve amenazada por la creciente inquietud sobre la sostenibilidad de la deuda soberana en Grecia y en otros países europeos, suscitando dudas incluso sobre la viabilidad del euro", se afirma en el documento.
No obstante, el FEM destaca la fortaleza de numerosos países de Europa, que sigue siendo una de las regiones económicamente más competitivas del mundo, con siete países entre los diez primeros y once entre los veinte primeros: Suiza (1), Suecia (3), Finlandia (4), Alemania (6), Holanda (7), Dinamarca (8), Reino Unido (10), Bélgica (15), Noruega (16), Francia (18) y Austria (19).
El contraste es con países de la misma región, que figuran en puestos considerados "bajos en competitividad", como España (36), Italia (43), Portugal (45) y Grecia (90).
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