Londres
Obama aparca BP y ensalza su «relación especial» con Cameron
David Cameron viajó ayer a Washintong, por primera vez, como «premier» con un objetivo muy claro: hacer cambiar de opinión a aquellos que pensaban que la relación entre Reino Unido y EE UU había dejado de ser «especial».
La misión era complicada. En los últimos años, debido a la ausencia de química de los mandatarios de ambos países, las cosas se habían enfriado. Y aunque Obama siempre había sentido predilección por el joven «tory», la difícil situación creada por BP había creado tensiones.El desastre medioambiental que causó en el golfo de México y la especulación sobre la supuesta influencia que pudiera haber tenido en la liberación del único condenado por el atentado de Lockerbie en 1988 habían generado una serie de asperezas incómodas. Cameron no podía permitir que la petrolera cayese en picado, ya que está presente en casi la totalidad de los fondos institucionales de pensiones de las islas. Pero al mismo tiempo, tampoco podía poner en peligro el nexo con la gran potencia mundial. En Londres se había dado ya todo por perdido y los rotativos aseguraron que al presidente norteamericano ya no le interesaba el Big Ben sino China, India y Europa. Sin embargo, el «premier» consiguió su propósito y Obama pronunció ayer la gran frase: «La relación es realmente especial». El «tory» no pudo reprimir su cara de orgullo cuando el anfitrión recalcó que no había «un aliado más cercano» que Reino Unido.En una rueda conjunta, los dos mandatarios se mostraron distendidos e incluso bromearon por sus gustos por las cervezas. Abordaron el tema de Afganistán y la recuperación económica y fue el líder conservador quien matizó que BP no había tenido nada que ver con la liberación del terrorista. Aclaró que fue el Gobierno Escocés quien decidió mandar a casa en agosto a Abdel Basset al Megrahi por motivos de salud y aunque tenía que respetar la decisión, siempre le pareció un juicio «totalmente erróneo».
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