Roma

«Estoy aquí esperándote»

Su rostro lleno de lágrimas y de desesperación fue buscado con ahínco por las cámaras de televisión cuando Marco Simoncelli se dejaba la vida hace dos semanas en el asfalto del circuito de Sepang.

La hermana de Simoncelli abraza a Fretti durante el entierro del piloto
La hermana de Simoncelli abraza a Fretti durante el entierro del pilotolarazon

 Kate Fretti, su novia desde hace cinco años, la persona que en cada carrera se despedía de él en último lugar antes de que se encendiera la luz verde dándole un beso en el casco, acababa de recibir, con sólo 23 años, uno de los golpes más duros que la vida puede deparar a cualquier persona.

Pocos días después volvió a atraer a los objetivos durante el funeral del motociclista donde, rodeada de amigos y familiares del piloto, dio muestras de un amor tan idealizado como sobrecogedor. «Él sólo tenía virtudes y era una persona perfecta, y éstas no pueden vivir con nosotros, comunes mortales», dijo ante el féretro de Simoncelli. Medio mundo sintió compasión hacia esta joven de ojos oscuros, rasgos orientales fruto de su origen filipino, y lacia melena oscura.

Pasada la angustia inicial, Fretti debe ahora afrontar tal vez la parte más difícil del duelo: la vuelta a la realidad, pero sola. Para ir cerrando heridas, a su vuelta a Italia desde Malasia, donde había acompañado a Simoncelli, como hacía casi siempre cuando competía, una de sus primeras paradas fue en la casa donde pensaban irse a vivir juntos los dos en Riccione, cerca de Rimini. «Fui allí e intenté decirle que estábamos equivocados cuando nos decíamos que íbamos a estar siempre juntos», contaba Fretti en un conocido programa de televisión, que a gracias a su testimonio aumentó considerablemente sus datos de audiencia. Al tratar de hablar la relación que mantenía con su novio hizo un inciso para recordar la película «Ghost», en la que Patrick Swayze logra ponerse en contacto con su pareja, Demi Moore, después de la muerte de éste. «Yo le dije: ‘‘Estoy aquí, esperándote. Dame una señal de que estás bien, de que nos ves y nos guías. Cuando estés preparado, por favor, háznoslo saber. Danos una señal que nos dé fuerzas para poder seguir adelante con nuestras vidas''», explica.

Dudas existenciales
Fretti no está de acuerdo con los que le dicen que ha tenido suerte por sufrir esta desgracia siendo tan joven. «Todos comentan que es más fácil para mí, pero no es verdad. Si fuese más mayor, podría decir que me queda tiempo poco para estar con él. Sin embargo, si todo va bien, todavía me quedan al menos sesenta años por delante. Es mucho tiempo para volver a verle».

Católica y creyente convencida de la vida más allá de la muerte, la fe de la joven también se ha visto muy afectada por la muerte de Simoncelli: «Cuando vi que no tenía el casco pensé que estaba muerto. Pero mientras estaba ahí, rezando, egoístamente le decía a Dios: ‘‘Si le dejas con vida, hago todo lo que quieras, lo que me pidas''. Después de lo que ha pasado, ya no sé si creo en Dios».

Los dos jóvenes se conocieron hace cinco años en Riccione, donde ambos solían veranear. Por aquel entonces, ella trabajaba de noche como relaciones públicas de una popular discoteca de la zona. «Fui yo la que dio el primer paso. Me acerqué a un amigo suyo diciéndole que se animaran a venir al local donde yo estaba trabajando, pero fue Marco quien respondió. Me dijo que vendrían si yo también estaba allí», asegura emocionada. Aquella noche de verano comenzó su intensa relación –desde entonces no se separaron ni un momento– interrumpida abruptamente hace dos semanas en el asfalto del circuito de Sepang.

 

A la sombra del mito
Kate Fretti no sólo perdió al hombre de su vida cuando Marco Simoncelli falleció a causa del fatal accidente que sufrió en el Gran Premio de Malasia de MotoGP. También se quedó sin trabajo. Aunque estudió contabilidad, la joven había dejado su carrera profesional para ayudar a su pareja. Fretti se ocupaba de gestionar su imagen y era la encargada de actualizar su página web oficial, marcosimoncelli.it, en la que desde su muerte aparece un mensaje de despedida del piloto y su posible reacción: «Marco habría dicho: ¡Demonios, chicos, cuántos sois!». Por su trabajo y la relación que les unía, Kate seguía a Simoncelli allí donde este viajaba. Era una más del equipo del piloto y, como puede verse en la imagen, le arropaba en todos los circuitos en los que competía. Ahora, la joven, seguramente, regrese a su ciudad natal, Bérgano, y se pondrá a buscar trabajo. «Volveré a la contabilidad, aunque con mucha más experiencia que antes», dice.