Acoso sexual

El violador del autobús

Cinco chicas jóvenes han sido víctimas de agresiones sexuales en Majadahonda en el último mes. El agresor, «un suramericano bien vestido», sigue a las mujeres desde la parada de un centro comercial 

El violador espera a sus vícitmas en una céntrica parada de autobús de Majadahonda y las sigue hasta calles poco transitadas para asaltarlas
El violador espera a sus vícitmas en una céntrica parada de autobús de Majadahonda y las sigue hasta calles poco transitadas para asaltarlaslarazon

MADRID- Desde hace un mes, la tranquilidad del municipio de Majadahonda se ha visto alterada. El motivo es que en en este corto periodo de tiempo se han producido cinco agresiones sexuales que están generando inseguridad y miedo entre las chicas de esta localidad madrileña. Y no es para menos. Según fuentes de la Guardia Civil consultadas por este periódico, las víctimas «preferidas» del delincuente son jóvenes que oscilan entre los 16 y los 20 años y que vuelven solas a sus casas de madrugada.

Las descripciones que han dado las agredidas sobre el violador coinciden: se trata de un individuo sudamericano «bien vestido», y del que hay ya varios retratos robots, «por la noche es difícil identificar a la perfección el rostro de una persona», aseguran fuentes de la Benemérita que está realizando análisis de ADN y están ahora a la espera de los resultados para determinar si el delincuente es una sóla persona o si actúa acompañado. En cuanto a su modus operandi, el «violador del autobús» sigue la táctica de esperar en las paradas a que bajen las jóvenes y se dirijan hacia sus domicilios. Desde allí las sigue y cuando se encuentran en una calle oscura y sin tránsito de gente –algo normal en las urbanizaciones no cerradas de Majadahonda– aprovecha para atacar. Aunque no tiene una zona de actuación determinada (se mueve en un radio de tres a cuatro kilómetros dentro del casco urbano del municipio), la parada de autobús del Centro Comercial Tutti y la urbanización Las Huertas son dos de sus lugares predilectos para elegir a sus víctimas y, posteriormente, llevar a cabo la violación.

En algunos casos, el agresor no utiliza armas para intimidar a las jóvenes, sólo emplea la violencia física y las amenazas verbales. Sin embargo, algunas de las chicas atacadas aseguran que les puso una navaja en el cuello y que las amenazó de muerte si gritaban o trataban de huir.