Barajas

El expolio a las víctimas de Spanair

Los familiares denuncian que la rotura de la cadena de custodia permitió robos en los cadáveres. La cuenta bancaria de una de las víctimas fue vaciada dos meses después del accidente aéreo

Estado en el que quedó el avión de Spanair siniestrado en agosto de 2008
Estado en el que quedó el avión de Spanair siniestrado en agosto de 2008larazon

MADRID- Cuatro años después de una de las peores tragedias de la historia de nuestro país, los familiares y supervivientes del vuelo JK-5022 de la compañía Spanair, que se precipitó contra el suelo en la T-4 de Barajas, siguen sin poder recuperar su vida. Sus denodados esfuerzos por intentar conocer la verdad, por intentar procesar a los culpables y de lograr cambios en la aviación aérea para que no se vuelva a producir una tragedia igual no han conseguido cambiar nada. A esto hay que añadir lo que la asociación de víctimas del vuelo JK-5022 considera otra injusticia, quizás la más grave, el expolio que sufrieron los cuerpos de las víctimas.

Según denuncian en el documental «JK5022: Cadena de errores», los cuerpos sin vida de los fallecidos el 20 de agosto de 2008 fueron expoliados en el transcurso de tiempo que pasó desde su rescate hasta que les fueron entregados a los familiares en el cementerio de La Almudena dos días después del siniestro. Así consta en una denuncia que uno de los familiares de los fallecidos presentó en la comisaría de Policía de la calle Luna (Madrid), condición que le puso el banco para devolverle el dinero que alguien había robado de la cuenta bancaria de su hija. El dinero lo recuperó, pero de la denuncia no ha vuelto a tener noticias, a pesar de que fue él mismo el que informó a la Policía de que el Juzgado Nº 11 de Madrid era el encargado de la cadena de custodia de los fallecidos.

Luis Rey, miembro de la asociación que perdió a su hija, a su yerno y a sus dos únicos nietos varones, denunció que la cadena de custodia falló y que alguien se aprovechó de la situación para robar algunos efectos personales de su hija: «Un año después del accidente, comenzamos a revisar la documentación de mi hija, sus coches, sus cuentas bancarias...; y comprobamos cómo dos meses después del accidente le habían vaciado la cuenta bancaria, sólo dejaron 20 euros. Hicieron dos transferencias por un importe inferior a 3.000 euros, para no incurrir en un delito, y sacaron más de 5.000 euros». «En el extracto bancario figura el nombre de la persona que lo hizo y me fui a la comisaría de delitos informáticos para que ellos lo identificaran, sin que me hayan dado respuesta. La Justicia no ha buscado la verdad, tampoco en esto. No ha respodido como debía», lamenta.

Objetos de valor
«En el operativo especial desplegado durante esos días había gente buena y otra que no era tan correcta. Faltaron muchas cosas de valor. Lo pudieron hacer en Barajas, en el traslado, en Ifema o de camino al cementerio».

Según explica Rey, de 64 años, esto es una demostración más de que la Justicia les ha dado de lado en todos los aspectos. Este familiar fue uno de los pocos que se atrevió a identificar los cuerpos de sus seres queridos en el anexo al cementerio de La Almudena de Madrid, en el que se alojaron tras el accidente. «Su cuerpo estaba vestido», por lo que no sufrió las consecuencias de las llamas. «Alguien se hizo con la tarjeta de coordenadas que llevaba en la cartera y vació la cuenta de mi hija, directora de márketing del equipo de baloncesto de Gran Canaria». Ésta es la única pertenencia que puede contrastar que le fue robada, pero Rey echó de menos muchas cosas más. Entre ellos, la alianza de boda. «No es por el valor económico de las cosas que no nos han devuelto. Daría lo que fuera por poder recuperar el ordenador portátil de mi hija, en el que estaban almacenadas todas las fotos de los 30 días que pasamos juntos ese verano. Con las prisas, no pudimos volcarlas en mi equipo. Mi hija me dijo que al llegar a casa me las enviaría. He ido un montón de veces a Barajas a buscar entre los objetos perdidos, pero no aparece nada».

El caso de Luis no es único. Según confirmó a este periódico la presidenta de la Asociación de Víctimas del Vuelo JK-5022, Pilar Vera, hubo cosas que desaparecieron de forma misteriosa. «Durante esos días, algunos medios de comunicación publicaron fotos en las que se podían ver objetos de los supervivientes. Entre ellas, una camiseta de la Selección española de fútbol con el nombre de uno de los niños fallecidos en el trágico siniestro. Nunca se la devolvieron a su familia. La mayoría de los casos no se pueden demostrar, pero se ha llegado a dar la circunstancia de una persona que llamó al teléfono móvil de su hijo un año después del accidente y alguien contestó. A otra familia le devolvieron un crucifijo de madera, pero el colgante de oro con una estampa de la virgen que llevaba colgado no apareció. A otra pareja le faltaban las alianzas... La cadena de custodia falló de manera lamentable».

«JK5022: cadena de errores»
Todas estas cuestiones y las referentes a los errores cometidos durante y después del accidente han quedado plasmadas en el documental que la asociación –con el apoyo de la televisión autonómica canaria y el colegio de pilotos (Copac)– decidió poner en marcha en marzo de éste año, tras conocer la decisión del titular del Juzgado Nº 11 de Madrid del 11 de diciembre del año pasado, de levantar las imputaciones a los tres directivos de Spanair, manteniendo la imputación a los dos técnicos de mantenimiento de la aerolínea y proponer la apertura de juicio oral a la Audiencia Provincial de Madrid que decidió archivar el caso el 19 de septiembre, en sobreseimiento libre. «JK5022: Cadena de errores», dirigido por Ione Hernández, repasa los hechos con testimonios de supervivientes, familiares, pilotos, controladores aéreos, ingenieros, abogados, peritos y bomberos. Desde la sucesión de fallos que llevó a que el avión JK-5022 se estrellase contra el suelo nada más despegar de la pista, hasta el fallo judicial, pasando por las «irregularidades» del avión (no tenía pasada la inspección obligatoria para prorrogar el certificado de aeronavegabilidad), la falta de certificación del aeropuerto de Barajas, la rigidez y la falta de efectividad del plan de emergencias y el retraso de la intervención, que según certificó un perito experto en emergencias, de haber funcionado, habría salvado la vida de al menos siete personas, varias de ellas, ahogadas en un arroyo próximo al lugar donde se estrelló el aparato de Spanair.

Otro de los aspectos denunciados en el documental es la falta de protección de las víctimas que, según explican, no recibieron el trato adecuado tras el accidente. El acoso de los medios de comunicación, abogados en busca de negocio, la falta de información... El documental narra cómo «nos trataron indignamente, en Madrid nos metieron en una sala en la que hacía un calor horrible, pequeña para la cantidad de personas que había allí y nadie nos informaba de nada. Al final, llegó una persona que de forma muy fría nos dio una lista de supervivientes. ¿Y el resto? "No han sobrevivido"», relata Rey. «Merecemos un respeto y que se apruebe un protocolo que impida que víctimas de la aviación comercial sean asaltadas por abogados y profesionales al menos hasta pasados 45 días, tal y como ocurre en Estados Unidos», solicitó Vera.
 

 

«Sé quién se ha llevado el dinero de mi hija»
Han pasado cuatro años y tres meses desde la tragedia de Spanair y no hay día en que Luis Rey y su mujer no se acuerden de su hija, su yerno y de sus dos nietos, fallecidos en el accidente aéreo. «El dolor no ha disminuido, pero tienes que hacerte fuerte y soportarlo, no te queda otra», explican. El dolor se mezcló con indignación y rabia cuando Luis Rey descubrió dos meses después de la tragedia que habían vaciado la cuenta bancaria de su hija y de su yerno. Pudo comprobar que con las claves de acceso a la banca online que estaban en posesión de los fallecidos, habían logrado hacer dos transferencias a nombre de una persona a la que tienen perfectamente identificada y que saben dónde reside. Hasta están al tanto de que el supuesto beneficiario ha cambiado de domicilio últimamente. «Sé quién se ha llevado el dinero de mi hija», insiste Luis Rey. «Estamos desolados, la Justicia no no nos da una respuesta».