Barcelona
No quiero ser como Beckham
La juventud refleja los valores del deporte, al menos a priori. El esfuerzo, la superación y las ganas de aprender y mejorar son características que comparten ambos. El nexo entre ellos con frecuencia es muy fuerte, como afirma Felipe Santos, sociólogo y entrenador nacional de fútbol: «El niño desde la infancia debe practicar deporte, por salud y para desarrollarse física y psíquicamente.
Éste le aportará importantes valores como el compañerismo o el trabajo en equipo, aspectos que son fundamentales para su futuro tanto personal como profesional». No obstante, hay veces que esa unión es aún más férrea. «En muchas ocasiones el deporte se convierte para los jóvenes en un desafío, en una manera de enfocar la vida. En la adolescencia se puede apreciar ya esta perspectiva porque es el momento en el que éstos están en pleno desarrollo de sus capacidades físicas y psicológicas y es tiempo de apostar, si por condiciones pueden aspirar a ser deportistas profesionales», admite Santos.
Sólo unos pocos elegidos conseguiran sortear las lesiones y los infortunios y se convertirán en deportistas de élite. La trayectoria de Vega Gimeno es el ejemplo de ello. Este verano firmó por un equipo puntero de la Liga femenina de baloncesto como el Rivas Ecópolis, reciente ganador de la Copa de la Reina. A sus 20 años el éxito ha irrumpido en su vida, aunque la realidad es que ahora tan sólo está recogiendo los frutos que sembró desde la adolescencia. «Desde que tuve en las manos mi primer balón de baloncesto supe que esto era lo que me gustaba y era por lo que iba a luchar», asegura Vega.
Madurez precoz
Su sueño era ser jugadora profesional de baloncesto y a los 14 años hizo su primera apuesta. Abandonó su Valencia natal para irse a Barcelona, al Siglo XXI, una de las canteras más prolíficas del baloncesto español, donde estuvo cuatro años. Vega reconoce que «fue una situación complicada, porque supone dejar todo atrás siendo una niña, pero era una decisión consensuada y tenía el apoyo de mi familia». La consecuencia de estos cambios fue una madurez desmesurada siendo aún una niña: «irte de casa con 14 años, quieras o no, te hace madurar. Es evidente que hay cosas en las que vas a necesitar a tu familia o a tus amigos y te las tienes que apañar tú sola».
Muy pronto empezó a destacar. Con 15 años ya había debutado en Liga femenina 2 y hace dos veranos consiguió el europeo junior y el subcampeonato del mundo con la Selección española. Sus actuaciones con «la Roja» despertaron la atención de varios equipos de la Liga Universitaria de Estados Unidos y se marchó a la Universidad Robert Morris de Pittsburgh. «Fue una experiencia deportivamente gratificante y fui elegida mejor ‘‘rookie'' de la conferencia. Robert Morris es una universidad con un buen nivel de baloncesto y además jugaba en una conferencia competitiva».
Además de pensar en su futuro deportivo, su marcha a EE UU también tenía miras académicas. Vega Gimeno es consciente de que la vida deportiva tiene un fin y por ello no descuida sus estudios. «Allí podía compaginar el baloncesto con la carrera. El hecho de que seas deportista y sobre todo de que juegues al baloncesto te concede muchas facilidades en la Universidad. Si viajas, los profesores te pasan los apuntes o te cambian los exámenes... todo lo contrario que en España». Ahora estudia biológicas en Alcalá y «nota» la diferencia entre el sistema educativo americano y el español y critica que «aquí hay muchos profesores que no le facilitan nada las cosas».
Tras su periplo de un año en EE UU decidió regresar a España y firmó por Rivas Ecópolis. Desde su llegada sabía que tendría que aplicarse ya que por delante tenía a Amaya Valdemoro y Tamara Abalde: «era la enana del equipo así que vine con la idea de trabajar muy duro en los entrenamientos y hacer específicos en horas que no eran de entreno». A su progresión y aclimatación también ha ayudado la presencia en el equipo de jugadoras veteranas: «He aprendido mucho. Elisa Aguilar, Amaya Valdemoro y Clara Bermejo se paran comigo para corregirme y aconsejarme, tanto en los entrenamientos como en los partidos. En ese aspecto he tenido mucha suerte porque las compañeras me han ayudado mucho», sentencia Gimeno.
Pichichi a los 21
La precocidaz también es la característica de la carrera deportiva de Mario Rivillos, que con sólo 21 años es el pichichi del Carnicer Torrejón con quince goles. Su padre y sus primos le inculcaron el gusanillo de este deporte desde la cuna. «Desde los tres años que comencé a corretear con el balón siempre he querido ser jugador de fútbol sala» aunque reconoce que a los diez años quiso probar al fútbol once y se hizo las pruebas del Real Madrid «por curiosidad». No las pasó y ello le impulsó más aún a decantarse de forma definitiva por el fútbol sala.
Y acertó. Antes de cumplir la mayoría de edad ya había firmado un contrato profesional que le unía cuatro años con Las Rozas-Boadilla, que militaba en División de Plata. Rivillos demostró tener la cabeza bien amueblada y su crecimiento profesional a pasos agigantados no le descentró. «Tienes que tener bastante calma y que no se te suba a la cabeza porque si te lo crees, la caída puede ser muy dura», señala con grandes dosis de madurez.
La suerte le sonrió al final de esa campaña ya que la desaparición de Las Rozas-Boadilla precipitó su salto a División de Honor de la mano del Pinto y desde allí al Carnicer Torrejón, donde lleva ya tres años y la considera su «casa». Esa sensación de placidez que vive en Torrejón se ha traducido sobre el parqué en actuaciones sobresalientes. Prueba de ello son los quince tantos que llevan su firma. «Nunca pensé que iba a marcar tantos goles en División de Honor», asegura un ilusionado Mario Rivillos.
Los jugadores del Rayo, el ejemplo a seguir
El ejemplo más evidente de profesionalidad y compromiso dentro del mundo del deporte se está viviendo estos días en Vallecas. Los jugadores del Rayo llevan sin cobrar varias mensualidades debido a la suspensión de pagos declarada en el grupo empresarial de los Ruiz Mateos, actuales dueños del club. A pesar de esta sutuación extradeportiva insostenible, la plantilla al completo ha demostrado una profesionalidad digna de elogio. Los jugadores están cumpliendo sobre el césped y mantienen intactas sus opciones de ascender a Primera División.
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