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«Hay que educar al estómago»
-¿El estrés daña el aparato digestivo?
-No tanto como eso, pero sí puede hacer que funcione mal y provoque síntomas.
-¿Qué tipo de síntomas?
-Pues los mismos que produce sobre cualquier otro órgano del cuerpo humano, es decir, igual que el corazón se acelera, el aparato digestivo puede sufrir esa velocidad. Además, el estrés, dependiendo de cada persona, puede favorecer un tránsito acelerado o unas digestiones más lentas o más aceradas. Lo cierto es que sí puede producir alteraciones en los ritmos habituales.
-¿Eso puede derivar en que la persona engorde o adelgace?
-En principio, no. Cuando una persona realmente pierde peso o tiene otros síntomas que nosotros llamamos de alarma, como la pérdida de peso, los vómitos o la anemia, les prestamos otro tipo de atención para descartar que no sea una enfermedad más importante que el mero estrés.
-¿Las personas estresadas comen más rápido, peor y mastican menos?
-Sí, es muy frecuente. Esto es lo que puede llevar precisamente a que la motilidad del aparato digestivo, su ritmo habitual, funcione peor.
-¿Es posible controlar el estrés?
-En primer lugar recomendamos medidas dietéticas que, para mucha gente, son suficientes, como educar al aparato digestivo, para que siempre haga sus funciones a las mismas horas. Además, existen una serie de fármacos que nos pueden ayudar a conseguir que nuestro aparato digestivo, sobre todo el tracto digestivo superior, que es el que recibe la comida, la tritura y la pasa.
-¿Qué sucede con los ansiolíticos?
-En algunos casos extremos también se pueden utilizar.
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