Debate Estado Nación
El impuesto para «ricos» afectará sólo al 01 por ciento de los contribuyentes
Zapatero concretará en breve el nuevo tributo, que tendrá carácter temporal. No modificará el IRPF ni aumentará la fiscalidad a las SICAV
Madrid- El Congreso no siguió ayer la estela de la algarada la tarde anterior en el Senado. El debate, duro, no acabó con gritos ni pataleos. Zapatero esta vez no tuvo que escuchar gritos de dimisión, aunque sí duros reproches del líder del PP y del de CiU, además de los que los socialistas también le hacen en los pasillos por los bandazos y rectificaciones en su política económica. Es un clamor en el PSOE que el «error» del BOE sobre la financiación de los ayuntamientos ha sido un «escándalo mayúsculo» y que, de no haberse rectificado, Zapatero hubiera tenido que enfrentarse a su primera gran crisis interna.El caso es que Rajoy le preguntaba ayer por sus planes en materia fiscal y si tenía o no previsto subir los impuestos. Tras una semana de digos y diegos, Zapatero avanzó que presentará «en breves semanas» una nueva figura tributaria que, aclaró, no afectará al 99,9 por ciento de la población, sino a los ciudadanos con una alta capacidad económica, a los que el PSOE llama «ricos».Esto fue lo que dijo después de que el presidente del PP criticara las «contradictorias declaraciones» de los ministros sobre este asunto y acusara al Gobierno de generar «dudas, preocupación lógica y mucha desconfianza». Y Zapatero le replicó que ya había dicho una semana antes en «sede parlamentaria» que el esfuerzo para reducir el déficit sería «lo más equitativo posible», y que pediría un esfuerzo a los ciudadanos que más tienen. «Ése es el único esfuerzo impositivo que tenemos planificado», espetó tras añadir que los gobiernos europeos están anticipando decisiones a la crisis y que en este contexto «hay que cambiar de opinión. Pero para eso hay que tenerla y usted no puede cambiar de opinión porque no tiene ninguna».Rajoy calificó el anuncio de inquietante e insistió en que el principal problema de la economía es la falta de confianza en el Gobierno porque cambia «demasiadas veces» de opinión. Por eso pidió mayor concreción en cuanto a materia impositiva, porque la gente tiene derecho a unas «reglas de juego». Rajoy no llegó donde llegó el PP del Senado doce horas antes. Luego, los fontaneros «monclovitas» ocuparon estratégicamente los pasillos del Congreso para explicar que el nuevo impuesto sobre rentas altas en el que se trabaja será extraordinario, una figura que se añadirá al actual marco impositivo y que tendrá carácter temporal. Sin dar más detalles, sí descartaron la posibilidad de incrementar la fiscalidad sobre las sociedades de inversión de capital variable (SICAV) que gestionan grandes patrimonios. Tampoco se modificará el IRPF ni el impuesto de sociedades, ya que será un gravamen sobre las personas con «alta capacidad» económica.
Guerra de portavocesY mientras los asesores de Zapatero daban explicaciones en los pasillos, en el hemiciclo se libraba el segundo duelo de la mañana entre De la Vega y Santamaría. La vicepresidenta primera estuvo más dura que nunca al acusar al PP de actuar como «pájaro de mal agüero, al acecho del botín electoral» y le espetó que «su ceguera electoral les tiene asilvestrados». Dijo más: que todos los gobiernos europeos están adoptando decisiones difíciles y que todos los partidos de la oposición están apoyando a sus gobiernos, salvo el PP, que «ha optado por entrar en ese juego de carreras electorales».La portavoz del PP le había dicho antes que Zapatero se había quedado «sin ideas y sin ideología». Y es que subrayó que el decreto-ley de recortes aprobado por el Gobierno es «una declaración de principios de Zapatero» en el que se ve que «los ha ido perdiendo todos». Bajo su punto de vista, «es el decreto-ley del desengaño, el de un presidente que ha fallado a todo el mundo», desde los pensionistas –a quienes prometió no recortar derechos sociales «y ahora los deroga por decreto»– hasta los trabajadores, porque «empezó diciendo que bajar impuestos era de izquierdas y ahora se los sube a todo el mundo». No están en condiciones, concluyó, de dar lecciones de nada, puesto que el Gobierno no puede presumir de coherencia si «suben o no los impuestos según el ministro al que se le pregunte», ni de criterio, ni de responsabilidad, puesto que al principio «negó la crisis», luego «le dio por gastar hasta hundirnos» y ahora «prefiere recortar las pensiones a quitarle la cartera a algún ministro».
«Rectificar es bueno para gobernar»«Perfectamente comprensible». Así se refirió ayer Zapatero al bandazo sobre los créditos de los ayuntamientos en el contexto del decreto-ley para reducir el déficit público. Admitió que «nosotros asumimos que rectificamos», pero dijo que este es «un principio que creo que está bien para gobernar». Así, consideró que corregir una fecha en un decreto complejo es algo «perfectamente comprensible, cuando se toman tantas decisiones». Por su parte, Salgado insistía en el Congreso en que el cambio sobre el endeudamiento de los ayuntamientos sólo se trató de «un error».
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