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OPINIÓN: Unos horarios más racionales

La Razón
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La aplicación de unos horarios más racionales en España es un antiguo convencimiento personal que, en la actual situación de crisis, se ha transformado en un reto social inaplazable. Así lo hemos entendido en el Ayuntamiento de Madrid, donde hemos establecido un nuevo horario más eficiente. Una medida en plena sintonía con lo que necesita Madrid, una ciudad que puja por estar entre las más modernas del mundo y que está comprometida con la conciliación de la vida laboral y familiar. No podemos seguir manteniendo los mismos horarios que hace 30 años, cuando teníamos que abrirnos paso en el mundo laboral sin que en nuestra familia se notase que estábamos trabajando y sin que en el trabajo se notase que continuábamos cuidando de la familia. Hay que evitar que muchas personas, sobre todo mujeres, sigan viéndose obligadas a decidir entre sus aspiraciones profesionales y sus proyectos personales y familiares. No es justo para ellas y tampoco lo es, no lo olvidemos, para sus hijos. La cantidad de horas que muchos menores pasan solos debería hacernos reflexionar a todos. Además, unos horarios similares a los europeos mejorarían nuestra competitividad. A fin de cuentas, la economía consiste básicamente en gestionar mejor los recursos, incluido el tiempo de trabajo, que además de limitado es irrecuperable. Y no sólo es la pérdida de tiempo, sino también el derroche de otros recursos, fundamentalmente energéticos. Sin unos horarios más racionales no podemos avanzar en un consumo energético más responsable, fundamental para un desarrollo más humano y sostenible. Por todo ello, lo que hoy es una iniciativa pionera en la administración española terminará por generalizarse. Es preciso que aprendamos, cuanto antes mejor, a aprovechar al máximo el tiempo que dedicamos al trabajo. España, con una de las jornadas laborales medias más larga de Europa, presenta uno de los índices de productividad más bajos. Mientras, países con jornadas más breves, como Holanda, Alemania o Bélgica consiguen una mayor productividad por hora trabajada, una mejor conciliación y una mayor incorporación de la mujer al mundo profesional. Dicho de otro modo, y tomando prestadas las palabras Gandhi: «Un minuto que pasa es irrecuperable. Conociendo esto, ¿cómo podemos malgastar tantas horas?».